Entre el banquillo y el palco

Antón Bruquetas

DEPORTES

22 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Benítez tenía antes del partido un dilema complejo de resolver: o ser fiel a sus ideas, a lo que ha venido trabajando desde que accedió al sueño de su vida, entrenar al Real Madrid, o complacer al presidente y dar entrada a todas las estrellas. Eligió lo segundo. Pero el fútbol no es un juego tan sencillo como para que todos los tics que arrastra el equipo desde que el nuevo técnico se sentó en el banquillo de Chamartín desaparezcan en un suspiro con solo poner las piezas más lustrosas -en términos monetarios y de márketing- . Por mucho que se empeñe Benítez, él solo tiene un registro. Y semeja un concepto menor para un equipo tan grande.

La culpa, en todo caso, no parece de Benítez, sino de quién sentenció a Ancelotti por una temporada floja. Y ayer el Bernabéu ya comenzó a revolverse contra el palco. A Florentino también se le empieza a agotar el crédito. Y la mala noticia para el presidente es que el Barça cada vez luce mejor cara. Ni siquiera necesitó a Messi, a ese futbolista de otro planeta, para darle un soberano repaso en el Santiago Bernabéu.