Reflexiones sobre el oro y la vida

Gaspar Rosety LA VOZ

DEPORTES

23 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hemos asistido a un Europeo de baloncesto lleno de emociones, de incertidumbres y de grandes alegrías, con un final apoteósico a cargo de una generación de deportistas ejemplares en su profesión y en sus conductas personales. Hemos visto líderes en el parqué, como Gasol o Reyes y otros como Juan Carlos Navarro, que han sabido tirar del carro desde fuera.

Ha sido un espectáculo maravilloso, repleto de buen juego, excelente baloncesto, impecable conducción técnica, táctica y psicológica de Scariolo y un equipo y una afición de gente bien educada. Hemos sido testigos de una exhibición de deportividad, de unidad en los momentos más complejos, solidaridad y generosidad, consciente de sus responsabilidades y opciones. Comprobamos que este equipo siente un extraordinario orgullo de pertenencia a la selección; orgullo, en fin, del país al que representan.

Ahora, que leo con tristeza a bailarines y gentes del cine o el teatro que proclaman con orgullo que no se sienten españoles, no será la humildad de esta pluma la que vaya a discutir con falsos molinos de viento que soplan, cual veletas, a conveniencia de la subvención que más calienta.

El baloncesto ha sentado en sus sillas, sillones, taburetes de bar o barras de cientos de cafeterías a muchos miles de personas, que amamos este país nuestro y nuestros referentes dentro del deporte.

Como era de esperar, los políticos, enzarzados en una batalla por las próximas elecciones autonómicas, han salido corriendo a proclamar sus felicitaciones por el triunfo de la España canastera y gasoliana, de esa España que pone alegrías donde otros ponen  problemas, donde esos mismos políticos llenan las cestas de dificultades. Y la gran noticia es que Gasol es español y catalán, como si alguien hubiera pensado antes que teníamos un ruso estepario.

El deporte ofrece muchas veces una cara amable que no es preciso destruir sobre la base de mezclar intereses políticos. Todos los partidos se han subido al carro de la victoria pero cuando venimos derrotados y con el rabo entre las piernas, el aeropuerto se convierte en el desierto del Gobi. Antes del partido, la periodista de Tele 5, para rematar la faena, tuteó a Felipe VI, terminando así con siglos de protocolo. Como si el rey fuera un coleguita.