Un partido de una sola dirección

Alberto Blanco EN ZONA

DEPORTES

21 sep 2015 . Actualizado a las 15:45 h.

España ha tomado el relevo de la URSS y de Yugoslavia. Es leyenda. La que recordarán nuestros nietos. Un grupo irrepetible. Pau Gasol se convierte en el rey de Europa: dos mvp, tres europeos y tercer máximo anotador de la historia en estos campeonatos. Así de sencillo.

Empecemos agradeciendo a un país de tres millones de habitantes que desde su independencia en el año 1992 ya ha sumado hasta nueve medallas. Se llama Lituania, donde el baloncesto es una religión. Fair play. Pero ayer no fueron capaces de tener la mínima opción frente a una España muy superior.

Desde las dos primeras entradas sencillas de Sergio Llull el partido fue monotemático. Longilíneo. Diagrama plano. El equipo español marcó el ritmo desde la jugada inicial. Un tempo perfecto. Un timing maravilloso. Leyendo cada situación con una claridad absoluta.

Cuando Pau Gasol lanzó su gancho a lo Abdul Jabbar llevaba 14 puntos, y pensé que era su segunda canasta... Ocho arriba al descanso. Pero en realidad, todo parecía mucho más lejano.

No apareció la duda del tercer cuarto, como otras veces en el Europeo. Al revés, se finiquitó con un juego donde hubo bastantes más argumentos. Sergio Llull, Sergio Rodríguez y Felipe Reyes se han reivindicado. Claver, por fin redimido cerrando esa vía de agua del rebote defensivo. Rudy Fernández hizo su mejor partido del torneo. Y Pau Gasol, a lo suyo. ¡Qué forma de terminar!

Fue fácil verlo en un bar en el centro de Vilnius. Los lituanos no se quejaron de nada. Simplemente vieron que era imposible. Ni una protesta a sus jugadores ni a los árbitros. Final de partido. Una ovación enorme. Supongo que a los suyos, pero creo que también llevaba parte hacia los nuestros. Una cultura. Otra religión: BA-LON-CES-TO.