La saltadora cántabra aspira a superar el bronce de hace dos años en Moscú
29 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Nada más finalizar su participación en los Juegos Olímpicos de Londres, Ruth Beitia anunció su retirada. Se quedó vacía después de rozar con las yemas de los dedos un metal que hubiera significado el broche de oro a su dilatada y exitosa carrera. Pero ese adiós fue muy efímero. Pronto se dio cuenta de que su vida estaba ligada a las pistas de atletismo y sintió la necesidad de volver a calzarse las zapatillas de clavos. Hoy (12.30 horas, Teledeporte y Eurosport), en su séptima cita mundialista, la atleta cántabra se enfrenta a una nueva oportunidad para engrandecer su extraordinario palmarés.
La mejor atleta española de todos los tiempos goza de una segunda juventud desde que regresó al tartán. A sus 36 años, Beitia se resiste a abandonar el primer escalón del atletismo. El paso del tiempo parece no hacer mella en su cuerpo y siempre es capaz de llegar en condiciones óptimas a las grandes pruebas de cada temporada.
Pekín lo tiene marcado en rojo en el calendario. Se ha preparado a conciencia para mejorar el bronce cosechado hace dos años en Moscú. Durante el pasado Campeonato de España ya dio síntomas de su fantástico momento de forma y a punto estuvo de superar la plusmarca nacional (2,02 metros) que ella misma posee.
La calificación del pasado jueves fue sobre ruedas. Tres saltos y a descansar. A Beitia se le vio cómoda, muy centrada y tan correcta como siempre en los aspectos técnicos. «Espero estar luchando por una medalla y ojalá pueda subir al podio», declaró.
Una final muy abierta
La capitana del equipo español no lo tendrá fácil. Todas las grandes favoritas solventaron el escollo de la ronda eliminatoria sin ningún problema, presentando sus respectivas candidaturas para alzarse con un metal. El concurso se presenta muy emocionante y seguramente será necesario volar por encima de la barrera de los dos metros para colgarse una presea.
A priori, la gran favorita al oro es la rusa Anna Chicherova, que posee la mejor marca mundial del año (2,03 metros). La actual campeona olímpica ya sabe lo que es vencer una cita planetaria, pero los saltos verticales se caracterizan por ser una modalidad atlética alejada de la lógica, sino, que se lo pregunten al francés Renaud Lavillenie.
Por detrás de ella, Ruth Beitia, la también rusa Maria Kuchina, la polaca Licwinko y la gran saltadora croata Blanka Vlasic, que es una incógnita por culpa de los recientes problemas físicos, se citan en el Nido de Pájaro por el cetro de la altura mundial. La discípula de Ramón Torralbo buscará escribir otra exitosa página en su epílogo dorado.