La gran cosecha de Kenia

Xosé Ramón Castro
x. r. castro REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

OLIVIER MORIN | Afp

Bett gana contra pronóstico el 400 vallas y suma la novena medalla para los africanos

26 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El declive de Rusia en el medallero coincide con la versión más multidisciplinar de una Kenia que encabeza la cosecha de metales del Campeonato del Mundo de Atletismo de Pekín tras las cuatro primeras jornadas. Nicholas Bett le dio ayer al país africano su primer oro en los 400 metros vallas con un final apoteósico y sumó para el granero keniata la novena medalla del certamen (cuatro de oro, tres platas y dos bronces). Ya solo está a tres de igualar la cosecha del 2013 en Moscú, aunque un poco lejos del tope de 17 de Daegu 2011.

Bett no tiene el privilegio de ser el primer africano que gana las vallas en una cita mundial de primer orden, pero a sus 23 años puso a Kenia en el mapa de la especialidad y lo hizo con una marca de muchos quilates: 47s 79c, bajando del corte de los 48 segundos y firmando el mejor registro mundial del año. Todo, por protagonizar una recta final colosal, pletórica de fuerza desde que atacó la última valla hasta la línea de meta.

A sus 23 años, Nicholas se convirtió en el primer medallista más allá del fondo de la embajada keniata en Pekín, una armada que no puede dejar de sonreir con la recolecta diaria. Ayer, además del triunfo de Nicholas Bett, David Rudisha recuperó la corona mundial de los 800 metros con otro despliegue físico sin encontrar respuesta en sus voluntariosos rivales. Ezequiel Kemboi en los obstáculos y Cheruiyot en el 10.000 femenino completan hasta el momento el cuarteto de campeones, doblando a la segunda potencia en oros en el medallero: Jamaica (Bolt y Shelly-Ann Fraser, los dos en los 100 metros).

Las tres platas también resultan de lo más variadas, porque van desde Kipyegon en los 1.500 a la agridulce de Kamworo en los 10.000, quedándose en el medio el obstaculista Conseslus Kipruto. Tanui, en la distancia más larga de la pista, y Brimin Kipruto en el pleno del 3.000 obstáculos, cierran la relación con sus dos bronces. En el medallero le sacan tres a su inmediato perseguidor, Estados Unidos con seis, solo una de oro por el momento (Joe Kovacs en el lanzamiento de peso).

Además, Kenia ha conseguido cuatro puestos de finalistas más (dos cuartos y dos octavos) y con 90, encabeza también la clasificación por puntos, la principal tabla de medir el atletismo de cada país según los expertos.

Están en plena recogida del metódico plan de entrenamiento de un país que adora a sus atletas, en donde este deporte es un fenómeno de masas y que poco a poco se ha ido abriendo al mundo para incorporar disciplinas más allá del fondo sin olvidar su esencia: entrenamiento en altura, alimentación autóctona y sobre todo, jornadas espartanas.

La cruz de este primer tercio de competición la representa Rusia, que acostumbrada a coleccionar medallas, acosada por la sospecha del dopaje masivo que ha dejado en casa a una buena parte de sus figuras, y que no pudo romper su cero en el medallero hasta ayer con el 400 vallas, cuando detrás de Bett emergió Denis Kudryavtsev para colgarse la plata y hacerlo además con su mejor marca personal: 48s 23c. El ruso ya había sido el mejor en las semifinales.

Hace dos años, en el Mundial celebrado en Moscú, la delegación local acabó con 17 medallas, y en la previa la dirección deportiva de la federación rusa estimaba su arco de posibilidades entre las 10 y las 12, cifras difíciles de alcanzar salvo que sus atletas protagonicen una excelente recta final de campeonato. Con el dopaje pisándole los talones, los grandes registros y los mejores resultados han dado paso a una época más gris.