Regreso al pasado antes de la gloria

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

SEAN DEMPSEY | Efe

Garbiñe Muguruza se enfrenta en las semifinales de Wimbledon a Radwanska, la jugadora contra la que perdió en su primer torneo cuando llegó a la élite

09 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En marzo de hace tres años, su nombre empezó a sonar con fuerza en el circuito profesional. Garbiñe Muguruza (Guatire, Venezuela, 1993) había recibido una invitación para el Sony Ericsson Open de Miami y su estreno entre la élite fue inmejorable. Eliminó en segunda ronda a Vera Zvonareva y después a la italiana Flavia Pennetta. Dos rivales de peso que sufrieron ante el empuje de una chica de 18 años a quien le apasionaba reventar la bola. Su progresión se cortó en el siguiente partido. Agnieszka Radwanska neutralizó con un repertorio de golpes deslumbrante las embestidas de Muguruza (6-3, 6-2). Hoy (14.00 horas, Canal + Deportes 2), ambas se volverán a encontrar en la pista central del All England Tennis Club, donde se disputarán la gloria de jugar toda una final de Wimbledon -Radwanska ya la saboreó, precisamente en el 2012, cuando perdió contra Serena Williams-.

Frente al despliegue punzante de la polaca, mezcla de bolas cortadas y planos profundos, la hispano-venezolana exhibirá la receta que le ha hecho brillar sobre la hierba de Londres: agresividad, fuerza y determinación. «Agradezco a las hermanas Williams todo lo que han hecho por el tenis femenino», ha declarado en más de una ocasión la joven que, junto a la canaria Carla Suárez, está llamada a ser uno de los referentes de España. Sus palabras son más que una declaración de intenciones, son una hoja de ruta que ha cumplido a rajatabla desde su aterrizaje entre las mejores de la WTA -si alcanza la final, entrará entre las diez primeras del ránking-, desde que salió de Barcelona, donde se entrena desde los seis años, para cumplir su sueño: ser la número uno.

Porque vida y tenis son sinónimos para Garbiñe Muguruza. Comenzó a pelotear a los tres años en el club Mampote, donde sus hermanos Asie e Igor acostumbraban a consumir las horas empuñando la raqueta. Era un remanso de paz a las afueras de la agitada Caracas, un punto elevado sobre el nivel del mar a donde la brisa tórrida del Caribe llega difuminada. Partió para España, donde había nacido su padre José Antonio, con seis años. Entonces ya se vislumbraba que su relación con la pista de 23,78 metros de largo por 8,23 de ancho iba a ser de largo recorrido. Por eso, ingresó en las Academia Bruguera de la Ciudad Condal.

Y allí empezó a trabajar, entre otros, con el que hoy es su entrenador: Alejo Mancisidor, quien conoce el carácter de Muguruza. «¿Si es bueno pensar que se puede ganar el torneo? Creo que es bueno, porque al final significa que tienes fe en ti mismo. Pensar que puede ganar el torneo es bueno», señalaba ayer el preparador, quien también sabe que Radwanska jugará en su superficie favorita: «Pega recto y te deja bolas a tres cuartos de pista a un palmo de la red, así que tienes que estar todo el rato abajo, sin ángulos». Si levanta esa losa, Garbiñe se quedará a un palmo de Conchita, la única española que ha conquistado Londres. Por el otro lado del cuadro, le esperan los dos nombres más lustrosos de este torneo: Sharapova y Serena.