Un recital en estampidas

antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Andreu Dalmau

Madrid y Barça dejan un encuentro vistoso, repleto de errores y construido al galope

23 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En el minuto seis Ancelotti torcía el gesto. Su equipo había arrancado el partido como él no quería, armado en la retaguardia, dejando el balón en los pies de un Barcelona que, por otro parte, por primera vez en muchos clásicos, transmitía incomodidad con la posesión. Pero, poco a poco, el Madrid fue creciendo y las fuerzas se equipararon hasta dibujar un enfrentamiento abierto, un intercambio de golpes en el que cualquiera de los dos guardaba armas suficientes como para desequilibrar este escaparate mundial a su favor. Los de Luis Enrique acertaron con las suyas y dejan la Liga a sus pies.

En Construcción

Demasiados desajustes. Hay algo en esos dos gigantes que huele a inacabado, a proyecto en construcción. Las cuentas de Luis Enrique son similares a las que había echado el Tata Martino un año antes. Es consciente de que aquella plantilla que maravilló al fútbol bajo la batuta de Guardiola ha envejecido y que debe dosificar los esfuerzos. Por eso, decidió imprimirle ese paso atrás que tanto chirría ahora en el Camp Nou. Por momentos, el equipo incluso puede parecer indolente, pero cuando el balón alcanza los tres cuartos de cancha, ahí, la pasividad se convierte en dinamita.

En el Madrid, las bajas de Modric y de James desmembraron el armazón que había edificado Ancelotti al principio de temporada y que gozó de sus momentos más brillantes cuando encadenó 22 victorias consecutivas. Los automatismos fueron desapareciendo y el bloque de Chamartín aún comete desajustes que necesitan ser solventados.

Espectáculo

Sin un segundo para respirar. Pero quizás esas piezas que faltan por ensamblar es lo que convirtieron el partido en un auténtico espectáculo. Lejos del corsé que le había impuesto Mourinho al conjunto blanco y de la tiranía que ejercía el Barça de Guardiola sobre el tapete, este clásico alumbró un choque alocado, vistoso para la grada y también para los millones de espectadores que lo vieron por televisión.

El esfuerzo físico

Se fueron agrietando. Paradójicamente la acumulación de kilómetros pesó más en el Madrid, el que había querido adueñarse del balón. A los de Ancelotti les costó replegar y esos huecos el Barcelona los aprovechó para correr y correr. Hizo mucho daño Neymar con sus diagonales descolgándose desde la izquierda. Quizás al brasileño le faltó generosidad para haber asistido a Luis Suárez en varias oportunidades en las que ambos se plantaron prácticamente solos ante Casillas. A Messi, desaparecido en la primera parte, también le vinieron bien esos metros en los que realizar sus portentosas aceleraciones. Estuvo cerca de anotar en varios contragolpes. Su mejor acción la desbarató Casillas con una mano espectacular.

Las Tarjetas

Condicionaron la defensa. Durante la segunda mitad, el Barça dispuso de mayor claridad de llegada gracias a que las amonestaciones con las que se fueron cargando los centrales y el centro del campo del Real Madrid. A partir de entonces, a los de Ancelotti les fue más complejo desacelerar las estampidas de los blaugranas. Tal vez, el preparado italiano tardó demasiado en dar entrada en el terreno de juego a Varane, porque Pepe bordeó la expulsión en varios encontronazos con Luis Suárez. Y cuando Mateu le advirtió de que no le iba a tolerar otra falta, el portugués se vio forzado a evitar el contacto.

En esa guerra táctica, en esa pizarra que imaginan los entrenadores antes de abandonar el túnel de vestuario, ayer dio la impresión de que Luis Enrique siempre fue un paso por delante.