Obradoiro, «ad astra per aspera»

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

Álvaro Ballesteros

Acostumbrado a soñar y crecerse ante las dificultades, el club apura su tercera oportunidad de entrar en la Copa, las más intrincada

14 ene 2015 . Actualizado a las 18:25 h.

El Obradoiro Río Natura Monbus está ante su tercera oportunidad de entrar en la Copa del Rey. Esta vez el objetivo se presenta más complicado que en las otras dos ocasiones, pero está por ver si esa tesitura puede ser una ventaja para un club que acostumbra a hacer suyo el lema de las misiones del Apolo a la luna, «ad astra per aspera», hacia las estrellas por el camino más difícil.

En la temporada 9/10 llegaba a la última jornada de la primera vuelta con un balance de siete partidos ganados y diez perdidos. Un triunfo en la pista del Estudiantes le hubiese visado el pasaporte. Pero cayó sin discusión: 90-66.

Cinco años atrás

Aquel curso se clasificó como octavo el Málaga, con siete triunfos. Los mismos que sumaron el propio Obradoiro, el Gran Canaria, el Gipuzkoa, el Fuenlabrada, el Granada, el Valladolid y el Manresa. Aquella campaña el Obra acabó descendiendo. El Granada ya no está en el baloncesto profesional, el Valladolid lucha por rearmarse en la LEB Oro y el Manresa sigue en la Liga Endesa gracias a un par de repescas. Son vaivenes que le dan valor a lo conseguido por el colectivo entrenado por Moncho Fernández a lo largo de este lustro.

Hace dos años, el conjunto santiagués también dependía de sí mismo. Tenía que ganar en Badalona, pero se quedó a las puertas tras una polémica decisión arbitral de Conde en la penúltima jugada del partido. El Obra, con nueve triunfos y ocho derrotas, se quedó fuera pese a tener el mismo balance que el Barcelona y el Estudiantes. La diferencia entre puntos a favor y en contra lo condenó.

Esta vez, el colectivo compostelano vuelve a jugarse sus opciones a domicilio, pero no depende de sí mismo. Si el domingo por la mañana vence el CAI Zaragoza en San Sebastián, ya no habrá nada que hacer. De lo contrario, se lo jugará todo a una carta en Vitoria. Allí le esperará un Baskonia con las uñas afiladas y el deseo de resarcirse de la derrota sufrida ante el Real Madrid, en un partido que tuvo bajo control y se le escapó en las últimas posesiones.

Esa derrota ha dejado sin posibilidades matemáticas para la Copa a un equipo que fue fijo en las últimas dieciocho ediciones. Y se ha quedado fuera porque cuenta por derrotas sus partidos a domicilio. En Madrid (75-74), Andorra (87-85) y Badalona (83-82) se le evaporaron triunfos que tenía muy cerca.

El Buesa Arena, un fortín

Otra cosa son los registros del equipo en el Buesa Arena. Allí solo ganó el Málaga en la primera jornada, 79-88. Y fueron cayendo, sucesivamente, Bilbao, Manresa, Gipuzkoa, Tenerife, Fuenlabrada, Sevilla y Estudiantes. Estos dos últimos, por más de treinta puntos de diferencia.

El Obradoiro tiene su talón de Aquiles a domicilio. En casa solo ha perdido con el Tenerife, pero como visitante únicamente ha arañado un triunfo, en Badalona: 72-78. Por cierto, el Joventut, salvo ese encuentro, los ganó todos como local hasta el momento.

Una vez más, el Obradoiro haciendo suyo el «ad astra per aspera». Porque soñar no está prohibido en los presupuestos y porque el esfuerzo es consustancial a un club acostumbrado a crecerse ante las dificultades.

Si el CAI no tiene un buen día en Illumbe, al Obradoiro todavía le quedará un escollo notable, sobre todo a la vista del rendimiento del Baskonia en la pista del Real Madrid.

El equipo vasco es el que más cambios ha realizado hasta la fecha en la Liga Endesa, incluyendo el del entrenador. Y parece que Ibon Navarro está encontrando la tecla, con Mirza Begic haciéndose valer en el juego interior y con el tándem Adams-James alternándose en la dirección de juego.

El Obradoiro tiene una pequeña ventaja este fin de semana, ya que el Baskonia recibirá el viernes al Nizhny Novgorod en la Euroliga, y apenas dispondrá de un par de sesiones de trabajo específicas para preparar el choque del domingo.