Daniel ya no es invisible

Alexandre Centeno Liste
alexandre centeno A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

VÍTOR MEJUTO

Un joven de 22 años con síndrome de Down se convierte en el segundo entrenador del Oar Coruña, equipo de la Primera Estatal de balonmano

25 nov 2014 . Actualizado a las 17:01 h.

Los sábados no son un día más en la vida de Daniel González Pérez. Lejos de refugiarse en su hogar con sus lamentos y aislarse de la sociedad, este joven de 22 años, los convierte en su gran día. Ese en el que se hace visible durante unas horas y ejerce de segundo entrenador del Oar, histórico club coruñés de balonmano que milita en la Primera Estatal.

En solo dos años y medio se ha ganado un puesto en el cuerpo técnico del primer equipo de la entidad gallega. «Empezó con pequeñas colaboraciones, pero poco a poco se ha ido ganando la atribución de funciones. No es un regalo, es la recompensa a su buen hacer», expresa Pablo Aguirregabiria, primer técnico de la escuadra.

Unas atribuciones que van desde solicitar los tiempos muertos a intercambiar opiniones con el máximo responsable técnico o hacer de enlace entre la plantilla y Aguirregabiria. El próximo sábado, en el encuentro correspondiente a la undécima jornada de Liga, subirá un peldaño más en su escalada. Será el encargado de diseñar el equipo inicial. «Es una gran responsabilidad, pero creo que estoy preparado», expresa con una enorme sonrisa.

Perfecto conocedor de las nuevas tecnologías, Daniel supera sus limitaciones con horas delante del ordenador, analizando el rendimiento de sus jugadores, comparando estadísticas... «Y no perdiéndose detalle de la sesión de vídeo que preparamos para los jugadores. Tiene una lectura táctica que ya les gustaría a muchos», sale al paso Pablo Aguirregabiria.

Es el primero en llegar a los entrenamientos de los martes, el que recibe a los árbitros los días de partido, el que siempre tiene una sonrisa o una palmada de ánimo cuando sus compañeros han tenido una mala jornada, el que trata de calmar a Pablo Aguirre cuando tras un mal primer tiempo toma enfurecido el camino del vestuario... Daniel es ese apoyo que tiene la plantilla y cuerpo técnico del Oar cuando más se necesita.

Y todo ello, después de largas semanas de estudio y actividades en la vida de un joven que comienza su día a día a las siete de la mañana. Tras ducharse, prepararse el desayuno y hacerse la cama, Daniel se marcha solo de casa para coger el primero de los dos autobuses urbanos que precisa para llegar al campus de Elviña, en donde cursa un ciclo de integración profesional. «En casa hace de todo, incluso la compra de los sábados. Es muy independiente. Y como cualquier joven queda con sus amigos los fines de semana, va al cine, a tomar algo a un pub...», cuenta el orgulloso padre de un joven que sueña con ser dependiente de Zara.

Así es Daniel, un espejo en el que muchos chicos que se sienten invisibles se reflejan. Porque aunque no lo parezca, el segundo entrenador del Oar es un joven con síndrome de Down.