Nuestro listón aún le queda lejos

Raúl Caneda

DEPORTES

17 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que tengo claro es que durante bastante tiempo seremos rehenes del recuerdo de aquella selección en la que Xavi, Iniesta y Silva elevaron nuestro listón por encima del resto del mundo. Y si tomamos como referencia el nivel de aquellos jugadores que nos hicieron triunfar, para Isco esa barrera aún le queda demasiado lejos. Es un excelente futbolista, repleto de talento y creatividad, pero jamás he apreciado en alguno de los que antes he mencionado la necesidad de sobreactuar, de adornarse, de intentar parecer mejores de lo que en realidad son. Eran (y son) tan buenos que no lo precisan. Les basta con ser ellos mismos sobre el campo.

En este sentido, me gustó el mensaje que envió Del Bosque, siempre recubierto de su habitual prudencia, desde la sala de prensa. No hace falta jugar tan fino para triunfar. En el fútbol todo cambia a ritmos insospechados y es complicado aventurar lo que sucederá dentro de unos meses, pero hoy a Isco aún le queda camino por recorrer.

Su encumbramiento prematuro tiene más que ver con el hecho de que en España hace falta volver a ilusionarse que con sus prestaciones a ras de hierba. Hay que rellenar esa sensación de vacío que nos ha dejado una generación descomunal, irrepetible. Y, para ello, hemos recuperado la tradición que imponía después de cada debacle, esa tradición de inventar y destruir ídolos. Después del naufragio de Brasil, hemos vuelto a los tiempos donde el ruido se eleva por encima de las nubes. Es exagerado que por cada partido excelente nazca un héroe.