Marc Márquez, un campeón de película

Colpisa

DEPORTES

Gana su cuarto Mundial, segundo en MotoGP, igualando a Jorge Lorenzo y Aspar y solo superado por Ángel Nieto

12 oct 2014 . Actualizado a las 18:01 h.

Marc Márquez continúa haciendo historia en el mundo del motociclismo. Este domingo se convirtió en el piloto más joven en lograr dos campeonatos del mundo en el circuito de Motegi, algo que ha logrado de manera consecutiva tal y como hicieron Duke, Surtees, Hailwood, Agostini, Read, Sheene, Roberts, Lawson, Rainey, Doohan y Rossi. En el ránking nacional ya marcha segundo, tras el inalcanzable Nieto y junto al idolatrado Aspar y al no siempre valorado Jorge Lorenzo.

Precisamente el mallorquín volvió a ser la piedra en el zapato de Marc Márquez, tal y como hiciera en Cheste la pasada temporada, empleó la cabeza para alcanzar la gloria en lugar de tirar de corazón y abrir una puerta a un posible error fatal. Marc Márquez es presente y futuro del motociclismo, pero contextualizar los logros siempre es bueno para no perder la perspectiva.

Todo ocurrido en Japón fue un thriller con emociones fuertes, sustos, giros argumentales y el desenlace que esperaba la inmensa mayoría de aficionados. Hablando en el argot del séptimo arte, una pelicula palomitera de la que los espectadores salen contentos y anhelando ver una secuela lo antes posible. Y es que los guiones del Mundial de motociclismo parecen hechos a la medida de un héroe como Márquez, cuyo compañero, Pedrosa, no es más que un secundario de lujo. El resto de planos los comparte con otros dos actores estelares: Valentino Rossi en el papel de estrella que le cae bien a todo el mundo y al que siempre le falta un día más para jubilarse, y Jorge Lorenzo, el antagonista perfecto que consigue que el resto de la película tenga coherencia.

Al líder le obligaron a tomarse las cosas con calma desde muy pronto. Primero cuando la salida de Andrea Dovizioso se hizo un plato muy apetecible para Rossi, que se puso a comandar. Por detrás Marc Márquez salía con todo, y se encontró con un toque con Lorenzo, algo que le hizo replantearse las cosas. Jorge se quitaba también a la Ducati y se marchaba a por Valentino, a quien dejaría seco con un interior de infarto y bloqueando el contraataque posterior.

Márquez eligió la vía contemplativa, algo sólo al alcance de aquellos que pueden pensar y actuar de forma reflexiva a más de 300 km/h. Esperó al momento justo para sobreponerse a un inicio titubeante, adelantó a un Dovizioso en caída libre y se fue a por Valentino. Despacio, agazapado como si fuera un felino en busca de alimento, fue acercándose al colín del nueve veces campeón. Pero Rossi es Rossi, e iba a vender muy cara su derrota. Marc se lanzó, Valentino repelió el ataque y ambos llegaron a tocarse. Márquez, que ya había dejado escaparse a Lorenzo, no podía permitirse otro sublevado si quería salir campeón del circuito de Honda, y se lanzó de nuevo al cuello de su presa. Lo pasó y cerró la puerta con violencia, lanzando un mensaje claro de «hasta aquí hemos llegado».

El Doctor entendió con resignación que luchar iba a ser un ejercicio estéril y que tarde o temprano su adversario acabaría por llevarse el título. No está para eso, y mucho menos cuando le falta un día para su jubilación, ese día que nunca llega para el delirio de los aficionados que disfrutan con el hombre que les enganchó al deporte de las dos ruedas.

Habrá secuela

Marc Márquez se proclamó de nuevo campeón, y como en Cheste en 2013, lo hizo subiéndose al podio por detrás de Jorge Lorenzo. Otra táctica de Hollywood, dejar una puerta abierta a la resurrección del antihéroe, del otro bicampeón español en MotoGP y la única vara de medir posible para ponderar las virtudes del 93.

La superioridad de Marc Márquez ha sido incontestable, pero en el aire siempre queda la pregunta de qué pasaría en una lucha en igualdad mecánica contra el 99, que en una temporada de menos a más, igual que la de su equipo, ha sido capaz de lograr seis podios y dos victorias de manera consecutiva. En 2013 ambos llevaron el Mundial vivo a la Comunidad Valenciana, y esta temporada los errores iniciales de Jorge y una máquina que arrancó el año a una distancia sideral de sus rivales le han privado de aspirar a algo que no sean glorias temporeras.

Jorge, igual que Valentino, vuelve a mirar en dos direcciones, una frontal a su garaje pidiendo a gritos una moto competitiva para que Márquez pueda demostrar si es mejor que ellos o no, y otro, de reojo, al propio Marc, a quien le han descorchado el champán temerosos de que, como un gremlin, se convierta en un bicho intratable. Sin embargo ahí siguen ambos, con los atributos suficientes como para desear volver a ponerlo a prueba cuanto antes. La película se cierra y ha ganado el bueno, pero continúa una saga de un MotoGP que no se detiene nunca.