No me gusta nada el rollo de jugar dos veces contra un mismo equipo en un campeonato. Los motivos son evidentes. El ganador debe volver a imponerse y los recuerdos del partido previo están muy cercanos. Y si, como va suceder también si España pasa a a las semifinales, pasa dos veces contra dos rivales, mucho menos todavía. Y eso le pasa al equipo español.
En tres aspectos divido el partido de cuarto de final contra Francia. El terreno mental. Se nota una España muy concentrada, muy en el papel previsto. Los franceses querrán jugar con los nervios y para ello necesitan un encuentro igualado, no tienen otra opción.
La selección aún no se ha visto en un mínimo apuro (con la excepción solo vista via internet del partido de preparación en Estambul) y a ello se aferrará Francia. Pero me da que ni con esas.
Aspecto físico. Por norma, losfranceses se imponen en ese espacio. Sin embargo, y sin que sirva de precedente, España se muestra sólida en este pantano. Los hermanos Gasol y Ricky Rubio andan muy bien. Las bajas interiores de Francia (Noah, Ajinca) los dejan al límite.
Y lo que más me preocupa es si se juntan los buenos momentos de Diot, junto al liderazgo de Batum y Diaw, unidos al renacer de Fournier y no logramos una renta algo cómoda podremos ver cerca el peligro.
Pero esa es la película fea. La que no queremos. Así que aferrémonos a lo ofrecido hasta el día de hoy. Partidos holgados y a semis. Ese es el deseo. Y vivirlo en vivo y en directo.