Un percance doloroso pero sin secuelas

DEPORTES

06 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Caundo se habla de fractura vertebral es normal que se desate la preocupación, porque son los huesos que rodean y protegen la médula espinal. Y, por tanto, hay lesiones de este tipo que pueden dañar las extensiones nerviosas. No es el caso de la que ha sufrido Neymar. La fractura se localiza en una de las apófisis, las prominencias del hueso que rodean las vértebras y donde se anclan ligamentos, tendones y músculos. En consecuencia, está fuera de peligro. No hay daño en la médula ni en los nervios.

La lesión se localiza en las apófisis lumbares, que es donde se ancla el psoas ilíaco, el músculo flexor más potente de la cadera, al propio tiempo un músculo clave en acciones durante un encuentro de fútbol como el esprint o el chut. Se trata de un percance muy doloroso, sobre todo al principio, y no hay otro tratamiento que no sea el reposo. Mientras no suelde el hueso fracturado, cada vez que haya una tracción en el músculo, el paciente nota dolor. Cuanto menos se mueva más estará contribuyendo a evitar desplazamientos en el hueso y a que el callo se consolide perfectamente. En la fase inicial, es habitual que los pacientes utilicen un corsé o una faja, precisamente para evitar más movimientos de los debidos.

Lo habitual es que después de unas cuatro semanas desde que se sufriese el percance los pacientes puedan empezar ya a manejarse. Pero Neymar, para poder volver a ejercitarse y jugar al fútbol sin limitaciones, probablemente tendrá que esperar a que pasen unos dos meses.

Rafael Arriaza es médico especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología.