Hace un año, Pablo Insua participaba en Fontiñas en la presentación de un campus de la Escola Deportiva de Santiago, que lo acaba de distinguir como uno de los futbolistas de Compostela y su área de influencia con mayor proyección. Entonces el central expresaba dos deseos para la nueva temporada: ascender con el Deportivo y consolidarse en el equipo. Los dos han llegado a buen puerto.
El jugador de Arzúa, uno de los que acudió ayer a la recepción ofrecida por el presidente de la Xunta al club, recordaba a la conclusión del protocolo lo que había dado de sí para él un año tan dulce: «Parece mentira. Hace un año, en aquella presentación, lo que menos podía imaginar es que iba a estar hoy aquí. La participación en el primer equipo ya era un sueño, y esto, imagínese».
No se le ha subido el ego pese a que la trayectoria es frenética. A principios de julio, volverá a colaborar con los jóvenes en un campus, esta vez en Arzúa y compartiendo cartel con otro paisano ilustre, Diego Quintela, pívot del Santiago Futsal que este curso ha conseguido estrenarse como internacional. «Hay que aprovechar estas fechas para hacer este tipo de cosas», afirma.
Por cierto, Insua es de los que creen que el fútbol sala es una gran aportación para el fútbol once: «A nivel de base, la mayoría de los jugadores empezaron con el fútbol sala. Es la base».
Después de que las emociones de una campaña intensa empiezan ya a reposar, Insua reconoce que «ha sido una temporada muy dura, muy difícil y, sobre todo muy larga. Hubo un momento en que el ascenso estaba al alcance de la mano pero sabíamos que faltaba puntos, fueron pasando las semanas y no terminábamos de cerrarlo. Pero no entró ni el nerviosismo ni la duda».
A título particular, subraya que para él ha sido la temporada más especial: «Es la primera en la que tengo un peso importante en la plantilla, en el fútbol profesional. Es especial por ser la primera y por el ascenso a Primera División».
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