Del temor al respeto

Manuel Piñero BAJO PAR

DEPORTES

02 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cuando trascendieron los problemas familiares de Tiger Woods, se desencadenaron luego sus debilidades en el campo de golf. En mi opinión, ese fue el punto inicial de los contratiempos de Tiger Woods. Aquel desencuentro con su mujer le descentró al tener que recomponer su vida y perder en cierto modo la concentración en el golf. Ahora, le persiguen las lesiones, mal asunto después de un inicio de temporada en el que no estuvo fino. Tras varias semanas de dudas sobre su calendario, habrá llegado a la conclusión de que al Masters no debe ir si no se encuentra al 100%. En Augusta no se puede pagar la inseguridad tanto física como de juego. Se trata de un un campeonato muy especial para el californiano como para arriesgar su imagen con un rendimiento discreto o una posible retirada por el estado de su espalda. Quizá por eso tomó la decisión de afrontar la intervención, operarse antes del torneo y pensar en una posterior reaparición.

Desde aquel regreso a la competición en abril del 2010, tras su retirada temporal, Woods no volvió a ser el jugador que había dominado de forma aplastante el golf en los diez o doce últimos años, sobre todo gracias a su juego en el green, el territorio donde marcaba las diferencias. Esa debilidad tuvo consecuencias en el resto de jugadores. Pasaron de sentir pánico cuando se enfrentaban a él a guardarle tan solo respeto. Antes los rivales sentían miedo cuando se empezaba a acercar a seis golpes, cundía entre la mayoría la sensación de que ya iba a ganar él título.