Tras su debut en el profesionalismo el pasado viernes, el lucense Alberto Piñeiro se destaca como la más firme promesa del boxeo en Galicia
18 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El boxeo se encuentra diametralmente dividido en dos mundos: el amateur y el profesional. El pasado viernes, un lucense atravesó esa línea. Alberto Piñeiro, el Piña, lanzó un directo hacia la élite nacional venciendo en su puesta de largo en casa al portugués Antonio Carlos, en cuatro asaltos. En un boxeo gallego, creciente en sus éxitos, entra de lleno, convertido en una de las más firmes promesas. Su meta, sin saltarse ningún paso, es asaltar el título nacional.
A sus 24 años, Alberto debutó como superwélter, pero su futuro parece encaminado hacia el peso medio, uno de los más difíciles y competidos. En su primer combate profesional (tras un bagaje de más de 40 en su periplo no profesional), ganó a los puntos, imponiéndose en todos los asaltos. Como explica Chano Planas, su mánager, del PlanasBox (promotor de la velada), «demostró mucho oficio, no podría haber tenido mejor debut». «Había quien decía que si tenía que haber ganado por k.o., pero lo importante es ganar aprendiendo. Fue un rival exigente, con el que tuvo que poner en práctica diferentes combinaciones. Salió reforzado», explica Planas.
En crecimiento
Una lesión en un hombro retrasó su puesta de largo en el boxeo profesional. Alberto entrena en Lugo con un histórico del mundo de las 16 cuerdas en la ciudad amurallada, Miki Sánchez. Sus primeros pasos los dio con otro clásico, como Rocky Álvarez, y de su mano sumó títulos nacionales y autonómicos. Ahora, además, ha encontrado en A Coruña, con Planas, el lugar adecuado para dar el salto.
«Pocos pueden decir que tienen la ayuda de dos campeones de España para hacer de espárring», explica Planas. En su prolífica factoría PlanasBox, los profesionales marcan la pauta. A ella pertenecen dos de los mejores boxeadores gallegos del momento, los coruñeses Xesús Ferreiro, Cachorro, e Iván Sánchez, Dinky (le dio la alternativa a Alberto el sábado), que acumulan un gran número de entorchados nacionales en su palmarés. Una cuestión que ayudará en su crecimiento pugilístico, junto a «su gran voluntad, ganas de aprender y de sacrificarse».
Poco a poco
No hace tanto, Alberto llegó a trabajar como panadero. «De cinco de la mañana a dos de la tarde», recordaba el propio Piña. Preparó oposiciones a Policía. Y los libros en el ciclo de grado superior Auxiliar Administrativo le acompañaron con su quehacer diario en los entrenamientos. En su día a día entre A Coruña y Lugo. Y el viernes, terminó el combate subrayando su meta de ir a por el título de campeón de España.
Para ello, hay que seguir un proceso pautado. «Lo siguiente será otro combate a cuatro asaltos. Después del verano, a seis», explica Planas. Rankearse, y en el último paso, hacer ocho rounds. «Esto es muy duro. No importa ir despacio», dice el técnico, que confía en la fortaleza física y mental de su púgil.