Un gurú al borde del abismo

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Xoán Carlos Gil

El técnico gallego José Manuel Francisco, un revolucionario del remo fijo, terminará en el banquillo por un delito contra la salud pública

24 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Tengo una idea biomecánica y la intuición la dejo para momentos puntuales, doy protagonismo al tren inferior». José Manuel Francisco (Moaña, 1966), contaba así algunos detalles de su revolución -que se sustanciaba en una palada más corta y exigente para el tripulante-, la que lo había lanzado hasta el éxito cuando en 1992 decidió amarrar para siempre el remo y subirse con la libreta en una zódiac. Meira, donde dio el salto desde el banco fijo hasta la lancha neumática; Mecos y Tirán lo impulsaron a traineras del máximo nivel en España: Kaiku, en el único lugar donde no consiguió triunfar, y Astillero y finalmente Urdaibai. Fue en esta última embarcación donde alcanzó el escándalo.

Los nuevos métodos del moañés se encontraron con el recelo de preparadores tan contrastados como José Luis Korta. El propio Korta fue el que desencadenó la tormenta judicial sobre José Manuel Francisco. Durante los días previos a la regata de La Concha del 2010, el entrenador de Kaiku denunció una posible trama de dopaje en Urdaibai, en la que estaría implicado el técnico gallego.

La operación Estrobo

La Guardia Civil se encargó de tirar del hilo. Se convirtió en la famosa operación Estrobo. Contaban con el trascendente testimonio de un exremero de Urdaibai que luego se enroló en Kaiku. Un año más tarde salieron a la luz algunos de los escabrosos detalles de aquella investigación. EPO, insulina, nandrolona, más de siete pinchazos al día,... Todo dirigido por el médico Marcos Maynar, que había sido sancionado por la federación portuguesa de ciclismo por otro caso de consumo de sustancias prohibidas, y con la colaboración de Francisco, a quien incluso se le llegó a acusar de ser la persona que realizaba los pinchazos a los remeros; del presidente del club, Josu Zabalondo; y de otras seis personas, que serán juzgadas por un delito contra la salud pública.

A partir de entonces, se empezaron a tejer las posibles conexiones de José Manuel Francisco con doctores cuyas prácticas ya habían sido cuestionadas por incumplir las normas antidopaje. Salió el nombre de Eufemiano Fuentes -condenado en el juicio de la operación Puerto-, quien podría haber colaborado con Astillero en la etapa en la que el gallego estaba al frente de la trainera cántabra. También se le relacionó con Alberto Beltrán, expulsado del Xacobeo y que en el 2012 fue detenido durante la operación Skype, iniciada para desarticular una red dedicada a un probable dopaje genético.

En ese momento, la revolución comenzó a sonar a estafa. José Manuel Francisco, reconocido por todos quienes lo trataron pos su capacidad de liderazgo, se defendió acusando a Korta de querer borrarlo del mapa, de molestarle su competencia. Y se refugió en Galicia hasta que la Justicia decida.