Héctor Souto es el preparador físico de la selección de fútbol sala de Vietnam
05 nov 2013 . Actualizado a las 10:06 h.El mes de mayo de este año marcó un antes y un después en la carrera deportiva del chantadino Héctor Souto. El entrenador italiano Sergio Gargelli, seleccionador del equipo de fútbol sala de Vietnam se puso en contacto por medio de amigos comunes con el técnico gallego para ofrecerle el cargo de preparador físico del combinado nacional vietnamita. Después de quince días de negociaciones, Héctor Souto llegó a un acuerdo, estampando su firma en un contrato que lo liga con la selección de este país asiático hasta julio de 2015. «Era mi gran oportunidad de conocer y valorar una cultura diferente. Una vez que estás aquí ves que realmente el mundo no tiene fronteras, y que salir a trabajar al exterior no es tan dramático si lo tomas como una experiencia de la vida», indicó Héctor Souto.
El chantadino reside en Ho Chi Min, y también ejerce de preparador físico del equipo Thai Son Nam FC, que es el que nutre al equipo nacional. El principal obstáculo que ha encontrado a la hora de trabajar es el idioma, si bien el técnico chantadino emplea el inglés. Dispone de dos traductores para dirigirse a la plantilla, aunque lo más práctico son los gestos. «El lenguaje gestual, que es perfectamente válido, es el que más utilizo a lo largo del día».
Una adaptación perfecta
Souto se ha adaptado muy rápido al modo de vida vietnamita, tanto al día a día como a las costumbres y gastronomía. En lo tocante a este último apartado, dijo: «La dieta que sigo es de lo más europeo. Vivo en el distrito 7 de Ho Chi Min ?es la zona que denominan la Nueva Saigón-, que está muy occidentalizada, y en la que disponemos de todo lo necesario. Tomo noodles, que es la comida típica del país, y, en general, pescado, arroz, verduras y legumbres».
El chantadino vive en una ciudad de contrastes. Los edificios de Ho Chi Min suelen ser de dos plantas, lo que permite tener cierta perspectiva desde cualquier inmueble alto de la ciudad. Estos están en el distrito 1 (centro de la ciudad) y en el 7, que es en el que reside Souto. «Vivo en una urbanización llamada Sky Garden, compuesta por 13 inmuebles de catorce plantas. Tengo todo tipo de servicios a mano, y resido en un apartamento de 100 metros cuadrados, perfectamente equipado y con todo tipo de detalles», comentó.
Las jornadas son intensas para Souto. En Ho Chi Min amanece antes que en Chantada. El técnico se levanta a las seis y media de la mañana. A las ocho menos veinte toma el autobús que fleta el club para ir a entrenar. La sesión se prolonga entre las ocho y media y las diez y media de la mañana, a la que sigue trabajo de oficina. Regresa a su domicilio a almorzar. Por la tarde entrena cinco horas. Vuelve a casa para trabajar o a disfrutar de tiempo libre. A medianoche se acuesta.
Circulación en moto
Lo que más ha sorprendido a Souto en su nueva ciudad han sido ciertas costumbres. «Estoy asombrado por los millones de ciclomotores que utilizan los vietnamitas para desplazarse, y por la cantidad de mercados que te puedes encontrar a pie de calle con todo tipo de productos, destacando los gastronómicos. Comer en la calle es un hábito para la población de este país», apuntó.
El mayor apuro que pasó fue en Bangkok con la selección de Vietnam. «Íbamos en un autobús a entrenar, y de repente nos dio el alto la Policía. El conductor se bajó, cruzó la calle y monta en otro autocar, en este caso urbano, que circula en la dirección contraria. Nos quedamos sorprendidos, porque no teníamos quién condujese. De repente sube un policía, lo inspecciona visualmente, y sin mediar palabra, empieza a conducir en segunda marcha y sin cambiar de regreso al hotel», dijo.
La palabra crisis no forma parte del vocabulario de los vietnamitas. La moneda en curso es el dong vietnamita -un euro equivale a 28.000 dong. «Aquí la economía está creciendo. Vietnam es una gran referencia en la producción textil y en accesorios para grandes marcas», dijo Souto.