21 jul 2012 . Actualizado a las 06:00 h.
El acta de defunción está firmada y la salvación se complica con el paso de las horas. Pocos esperaban un final así hace un mes y medio. Jugadores y aficionados festejaban sobre el césped de O Couto un ascenso que había costado cuatro años alcanzar, pero la consigna lanzada por los dueños del club es clara: «Hai que deixalo morrer». Una muerte anunciada hace meses y que parecen decididos a llevar a cabo. Los ourensanos no nos resignamos a un final así, en una muerte brutal, trágica, a la orilla de un sueño trabajado y peleado durante cuatro años. El Ourense no merece este final, y los que lo queremos, no lo dejaremos morir.