El primer factor a tener en cuenta es la acumulación de partidos de los equipos españoles que nutren a la selección durante esta temporada, ya que puede influir en una competición corta como la Eurocopa. El cuerpo técnico habrá hecho hincapié en la recuperación, sobre todo a nivel psicológico. Una concentración larga cuando no hay partido se hace eterna y puede provocar cansancio mental, aunque está claro que es preferible tener cinco días que tres entre partidos.
Aunque el encuentro contra Francia no significó mucho desgaste, un microciclo de tres días te permite solo hacer trabajo de recuperación, mientras que el de cinco como tiene Portugal permite trabajar la preparación del próximo partido. España solo podrá focalizarse en la recuperación.
El resultado de la semifinal y la final no será un problema físico, sino futbolístico y táctico. Los rivales conocen cada vez mejor a España. Portugal e Italia no son muy superiores a la selección en lo físico, pero Alemania es un equipo más de atletas, se muestra más entera. Portugal apostará por el contragolpe y la velocidad, pero será puntualmente, por el modo de jugar de España.
La selección tiene posesiones tan largas que se desgasta más el rival. La movilidad ofensiva desgasta menos que la presión defensiva. A pesar de las escasas rotaciones, el equipo está dando su nivel y parece autogestionarse para evitar esfuerzos innecesarios. Un ejemplo es el final del partido contra Francia.
Los cambios de temperatura influyen, pero no tanto como cuando se jugó el Mundial en México o Estados Unidos bajo un calor insoportable.
Eduardo Domínguez pertenece al grupo de investigación Hi20, fue el preparador del Celta, Deportivo y Espanyol, y ahora está en el Spartak de Moscú