El éxito de un club fiel a la humildad y a la ambición

lugo / la voz

CDLUGO

26 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La trayectoria del Lugo a lo largo de las siete últimas temporadas ha sido imparable. En ese tiempo, los rojiblancos han pasado de competir en Tercera División a colocarse en medio del camino de escuadras de renombre. Eliminado el Cádiz en la lucha por el ascenso, la próxima campaña aguardan Villarreal, Racing de Santander, Sporting... Y todo el éxito ha brotado desde la conjugación de la humildad y la ambición.

José Bouso accedió a la presidencia del Lugo en verano de 2007. Algunos de sus amigos le desaconsejaron prolongar su aventura en el club del Ángel Carro. Ya pertenecía a la directiva que rubricó el primer ascenso a Segunda, allá por 2007. Pero su sueño, desde la modestia, era reverdecer los laureles de gloria del equipo rojiblanco.

Una de las premisas del Lugo, pese a que no compitió en igualdad de condiciones económicas con otros gallitos de la categoría de plata, es la seriedad. Pagar al día es una obligación impuesta por una directiva que no promete lo que no puede permitirse. El presupuesto de esta campaña rondó el millón de euros, seis veces menor que el que presentaba el Cádiz, su último rival.

Seriedad en los pagos

Con fama de pagador, los jugadores de Segunda B se abrazan a la opción del Lugo, hartos de que en otros lugares les tomen el pelo. Los encargados de confeccionar las plantillas son Carlos Mouriz, el director deportivo, y el entrenador.

Bajo esas premisas económicas, el primer equipo ha crecido de manera continua en las temporadas recientes. A sus rectores no les tembló el pulso a la hora de prescindir de futbolistas de renombre como Cuéllar, Paco Jémez o Pablo Rodríguez. Uno de los principios es mantener la exigencia para que nadie se duerma en los laureles. Se van unos ídolos como Marcos Rodríguez, Gorka Azkorra o Carlos Tornero y emergen otros como Manu, Pita o Isma. Todo ello, para crear un clima competitivo una vez que la Liga alza el telón.