Valerón, Aranzubia y el elemento inesperado: Lassad

DEPORTES

14 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Comenzar un derbi con un gol a favor, ante un estadio lleno y entregado a la causa, es ganar medio partido. Gracias a la intención de Riki y a la desgracia de Vila, el Dépor tuvo siempre el partido de cara. Fue, sin duda, la clave de cómo discurrió el juego.

En el plan audaz de Herrera, que puso de salida toda su dinamita, no entraban los avatares del fútbol. Tal vez por eso, su tropa se olvidó de hacer algunos deberes de obligado cumplimiento para derrotar al Dépor. Uno es Valerón. El poco fútbol que está mostrando esta temporada el Deportivo ha llegado gracias al Flaco. Ayer, el Celta le dio la oportunidad de gobernar el partido y de dar sentido a sus compañeros. Gracias a ello, el Dépor gozó por momentos de las posesiones más largas que ha tenido a durante el presente campeonato.Y gracias a ello, tal vez evitó la fluidez ofensiva que se supone a los vigueses, quienes chutaron poco a puerta y cuando lo hicieron se encontraron con prodigiosas intervenciones de un Aranzubia que tuvo mucho que ver en la victoria.

Los arreones del Celta propiciaron el empate de Orellana, pero entonces de nuevo hizo acto de presencia el elemento inesperado. Lassad, un bulto sospechoso durante buena parte del encuentro, y después de una pifia del propio Orellana, se sacó de la chistera un zapatazo espectacular que limpió las telarañas de la escuadra. Son las cosas de este chico, desesperante durante muchos partidos, pero con un cañón en su pierna que de cuando en vez ve portería.

El tunecino se ha ganado un lugar en el corazón del deportivismo y otro en la leyenda negra del celtismo.