Tras los pasos de Adrián López

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

13 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cuando Adrián vuela hacia la portería rival, como sucedió en Gijón y el pasado martes, el Dépor vuelve a creer en la permanencia. En el instante decisivo el delantero se ha convertido en pilar básico de las esperanzas de su equipo y todos tratan de mimarlo al máximo. Ayer, aunque se ausentó del entrenamiento, trabajó con los fisioterapeutas del club. No ha dejado de hacerlo casi ningún día las últimas temporadas, cuando Lotina y sus colaboradores declararon la guerra a sus repetidos problemas musculares.

Los servicios médicos descubrieron entonces que Adrián padece hiperlordosis lumbar, es decir, tiene acentuada la curvatura de la columna vertebral, por lo que camina echando la parte posterior de la espalda muy hacia fuera. «No es que me quieran cambiar la forma de andar, pero sí que te miran para saber por qué tienes más problemas musculares que otros», explica el delantero, quien descarta que de ahí proceda el apodo de Patona que le atribuyen a su padre en Teverga. «Le dicen así porque cuando estaban de moda usaba pantalones de campana», aclara divertido.

La peculiar disposición de la espalda del deportivista le supone inestabilidades en la pelvis y sobrecargas en la musculatura posterior de las piernas, especialmente en los isquiotibiales. Así que se aplica a reforzar estas zonas con ejercicios de fuerza excéntrica y estiramientos. «Con Adrián acertamos casi desde el principio, porque se trata de un jugador muy explosivo y sus músculos sufren un desgaste muy fuerte a consecuencia de esos cambios de ritmo tan brutales», explicó recientemente el preparador físico Eduardo Domínguez.

Adrián, a quien se le practicó un estudio podológico, llegó a utilizar plantillas para lograr más estabilidad y adaptar su pisada. «Sí que he hecho alguna vez algo para corregir algunos gestos y he usado plantillas, pero ahora mismo no estoy llevando nada», asegura. Gracias a esta labor su fama de jugador de cristal ya es historia. De hecho, no se ha perdido ni un partido por lesión esta temporada. Todo por corregir sus andares raros.