Un amplio abanico de pilotos aspiran al triunfo en Noia

DEPORTES

18 abr 2009 . Actualizado a las 02:57 h.

Después de que la Federación Gallega de Automovilismo subiera su coeficiente de valoración hasta siete (la máxima es 8), un amplio abanico de pilotos aspiran a vencer en un Rali de Noia que cumple sus bodas de plata con importantes variaciones en su hoja de ruta en relación con el curso anterior, pero también en la cuantía a repartir en premios, que ahora es de 10.810 euros.

Entre los que hoy saldrán del parque cerrado del Malecón de San Lázaro (8.35 horas) dispuestos a pelear tramo a tramo por llegar primero a la meta figura Pedro Burgo. El actual campeón del autonómico de la especialidad y a la vez ganador de la pasada edición necesita un éxito para enderezar el discreto rumbo que ha trazado en el arranque de las dos primeras hojas del calendario y que lo ha dejado atrapado en el séptimo puesto de la provisional, a 220 puntos del líder, José Manuel Martínez Barreiro, que también cuenta en los pronósticos.

Igualmente llega con ganas de lucha Luis Vilariño, quien, tras sufrir dos duros reveses en las primeras carreras, afronta la prueba de Barbanza con una nueva máquina: un Renault Maxi Megane, un coche de 280 CV de potencia y que pasó incluso por las manos del mismísimo Sebastien Loeb. Alberto Meira, Fernando Rico, Amador Vidal y Manuel Senra -este cuenta con muchos seguidores en el área de Muros y Noia- están en todas las quinielas.

Novedades en el itinerario

Aunque el rali sigue conservando su formato clásico (cuatro tramos a doble pasada), hay varias novedades en su itinerario. En la sección matinal, el recuperado y rapidísimo tramo de Lantarou (11,7 kilómetros) abrirá las hostilidades (8.35 horas), tanto este como el de San Finx (12,50 kilómetros, salida a las 9.38) comenzarán a marcar las diferencias.

Por la tarde, la novedad es la especial del Tambre (11,90, que comenzará a las 16.45), y que junto con el clásico de Montemuíño (14.500 metros y salida a las 17.38), uno de los trazados más duros y a la vez bonitos de todo el campeonato gallego, conforman una competición automovilística en la que el tiempo (sol y lluvia alternándose, como en las últimas ediciones) puede cobrar un protagonismo especial y decidir el ganador.