Pasará a la historia por fracasar en el intento de múltiples fichajes y por sus numerosos escándalos sociales y económicos
17 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Ramón Calderón Ramos (Palencia, 1951) consiguió en su nefasto final cumplir una promesa: unificar al madridismo (no contaba que fuese en su contra). En total han sido dos años y medio de turbulenta presidencia de este licenciado en derecho por la Universidad de Navarra (1974) y sobrino-bisnieto del ex ministro de Trabajo de Alfonso XIII Abilio Calderón.
No puede acabar bien lo que mal se inicia. Llegó a la presidencia del Real Madrid el 2 de julio del 2006 después de culminar una sonrojante campaña electoral en la que la legitimidad de los resultados quedó en entredicho. Y es que Calderón fue un mandatario que pasará a la historia por judicializar a su club con la anulación de un voto por correo del que aún tiene que pronunciarse la Justicia.
Gracias a esta intervención ganó la votación presencial en la que solo participaron 26.998 socios. 8.344 votos fueron suficientes para convertirle en uno de los presidentes más discutidos y menos legitimados de la historia del Real Madrid. No en vano consiguió el apoyo de únicamente el 10% de los socios blancos con un estrecho margen de 246 votos sobre Juan Palacios.
Otra de las grandes notas distintivas del mandato de Ramón Calderón fue la multitud de promesas incumplidas para intentar silenciar a una afición que se hacía preguntas que él no quería responder. Así, llegó a la presidencia del Madrid con la promesa de incorporar al equipo a Kaká, Cesc y Robben. Solo el holandés llegó al club y un año más tarde de lo anunciado.
El otro pilar deportivo de su campaña fue la españolización de la plantilla y la apuesta por la cantera. Nombres como Pablo, Joaquín y Reyes (fichado) también se deslizaron por los diversos medios de comunicación.
Estos frustrados fichajes, unidas a las voces críticas desde el primer mes de mandato pidiendo unas nuevas elecciones que dieran una mayor legitimidad a la Junta, marcaron su primer año de mandato, únicamente salvado por el desplome del Barcelona de Frank Rijkaard.
Una temporada después, el Madrid rescindió el contrato de Capello tras ganar la Liga y nombró como sucesor a Schuster, también cesado hace un mes. Las frustradas contrataciones de Cristiano Ronaldo, Villa y Cazorla también acompañaron a un Calderón que fue debilitando poco a poco la plantilla con marchas como la de Robinho.
Continuas denuncias
En los últimos meses, muchas han sido las denuncias de supuestas irregularidades en la gestión de Calderón. Comisiones de fichajes, gastos abusivos en actos con las peñas o la adulteración de la última asamblea han ido minando la confianza del socio y aumentando las sospechas sobre su cada vez más discutida gestión.
Este último escándalo fue la gota que colmó el vaso de la impaciencia del aficionado blanco, que ya amenazaba con una gran pañolada para el choque de mañana. Desde el pasado lunes y hasta ayer ha ido negando todas y cada una de las pruebas presentadas al mismo tiempo que le salpicaban evidencias más contundentes.
«Dimitir sería de cobardes o reconocer que escondo algo», manifestó 36 horas antes de renunciar a la presidencia. Por la boca muere el pez, y Ramón Calderón padeció siempre de incontinencia verbal.