De Madeira al cielo

DEPORTES

Tomó el primer avión de su vida para fichar por el Sporting de Lisboa y fue rechazado por el Liverpool antes de ser el rey de Old Trafford

03 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Nació en Madeira, en una familia humilde. Y eso quizás le abrió el apetito por el fútbol. Cristiano Ronaldo Dos Santos Aveiro (Funchal, 1985) es el más joven de cuatro hermanos. Iba de acá para allá con el balón, buscando partidos que jugar. Se hizo merecedor de un mote curioso: abejita. A los ocho años jugaba con niños mayores en el Andorinha de su tierra natal. Su padre, José Dinis Aveiro, que falleció en el 2005, era jardinero y hacía las funciones de utillero en este equipo. Admirador de Ronald Reagan, quiso bautizar a su hijo con el nombre de Ronaldo sin sospechar del componente futbolístico del asunto.

Hugo, uno de los hermanos del jugador, se anticipó al ser consciente de las habilidades de Cristiano y apostó con un vecino que el pequeño sería capaz de dar quinientos toques consecutivos a un balón. Ganó.

Pero en la leyenda de los grandes jugadores siempre hay lugar para aquel ojeador clarividente o presidente sagaz que perdió la oportunidad de ficharlos. En el caso de Cristiano Ronaldo fue el máximo responsable del Marítimo de Funchal el que no acudió a tiempo a un encuentro con Rui Santos, del Andorinha. Por eso el portugués acabó en el otro club importante de la isla, el Nacional.

A los 12 años, se despidió de su madre en el aeropuerto de Funchal y se dispuso a tomar el primer vuelo de avión de su vida para incorporarse al Sporting de Lisboa. Ese momento fue un trauma para él, según confesó más tarde el propio jugador en un documental realizado por la televisión portuguesa. «Lloré mucho durante las primeras semanas. Madeira es muy pequeña y a mí me asustaban el tráfico y el ruido de la capital», admitía. Además, el futbolista explicaba que, debido a la diferencia de acentos, no entendía lo que decían y él era incapaz de comprender a nadie.

Acabó en el Sporting de Lisboa porque el club había alcanzado un acuerdo para traspasar a un jugador llamado Franco al Nacional. Como el equipo isleño se negaba a pagar los 10.000 euros que pedía el Sporting, prefirió ceder los derechos de Cristiano Ronaldo, un mocoso prometedor que derrochaba fantasía sobre el tapete verde.

Houllier no quiso esperar

No solo el Marítimo de Funchal evitó cruzarse con la trayectoria de Cristiano Ronaldo. Cuando el portugués tenía 16 años y debutó con el cuadro lisboeta, Gerard Houllier, por entonces técnico del Liverpool, decidió descartar su fichaje. Houllier consideraba que el futbolista tardaría mucho en madurar y no estaba dispuesto a esperar tanto tiempo. Seguramente no imaginaba que con 22 años aquel futbolista ya habría ganado un Balón de Oro.

No cometió el mismo error Alex Ferguson. Quizás porque sufrió en carne propia el juego de Cristiano Ronaldo cuando el Sporting de Lisboa derrotó por 3-1 al Manchester United. Ferguson decidió después que aquel joven de 18 años sería el sustituto de David Beckham y el United compró al jugador por 17,6 millones de euros.

«¡El único Ronaldo!»

Ferguson acertó con su apuesta. Tras el adiós de Beckham, Cristiano Ronaldo fue criticado por su baja efectividad e incluso se especuló sobre un posible traspaso a Italia. Pero con el tiempo los diablos rojos encontraron a un nuevo ídolo. Hubo y quizás habrá otros Ronaldos que habiten la cima del fútbol mundial. Pero, cuando el portugués fabrica o marca un gol, la grada de Old Trafford brama: «¡El único Ronaldo!». No era el único, pero llegó a desquiciar a Jose Mourinho cuando este dirigía aquel temible Chelsea. «Se nota que tiene poca educación», escupió el técnico para zanjar una batalla dialéctica que había mantenido con el jugador.

El astro conserva la fantasía de la infancia pero ha ganado en eficacia y en goles. Su juego ya no se limita a la efervescencia de antaño y se ha convertido en pieza clave del mejor equipo de la temporada pasada.

Joven, amante del lujo, arrogante y atractivo, Cristiano Ronaldo es carne de foco televisivo y pieza sabrosa de tabloide. Fue acusado de estupro en el año 2005, pero el caso se cerró por falta de pruebas. Nuria Bermúdez, actual esposa de Güiza, aseguró que mantuvo una relación amorosa con él. Ha acuñado una marca con sus siglas y su número: CR7. Su hermana Katia ha iniciado una carrera musical en Portugal al abrigo de la fama y el dinero del jugador. Su nombre artístico, Ronalda.

En sus declaraciones a veces sobra soberbia y falta humildad. Y dicen que ha llegado a gastarse unos 500.000 euros en ropa (Armani es su pasión) y complementos en poco más de una semana.

Cristiano Ronaldo es el derroche. Dentro y fuera del campo. Puro exceso.