La brillante transformación de los Celtics de Boston

J. M. Fernández

DEPORTES

04 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El orgullo de los Celtics ha vuelto. El equipo más laureado de la historia de la NBA ha puesto el punto final a una travesía del desierto de 21 años. El segundo peor equipo de la temporada pasada ha acabado la actual con el mejor balance, algo inédito en la historia del la mejor competición del mundo.

Desde la retirada de Larry Bird y el abandono del Boston Garden, los Celtics no levantaban cabeza. Tardaron en sobreponerse a las muertes de los dos jugadores (Len Bias y Reggie Lewis) llamados a devolver al equipo al primer plano, encararon un refrescante proyecto con Rick Pitino en el banquillo y una plantilla joven y explosiva y acumularon fracasos tan traumáticos como la severa derrota (4-0) frente a Indiana en el play de la campaña 2003-04. Una miseria para una franquicia que acumula 16 títulos de la NBA.

El radical cambio de tendencia tiene un responsable: Danny Ainge, integrante de los Celtics que lideraba Bird. El que fue un hábil tirador en los Boston de los ochenta dio un golpe sobre la mesa el verano pasado. «Los nuevos Celtics se van a construir desde arriba», y comenzó la reconstrucción más brillante de los últimos años en la NBA. Del fracaso de la campaña pasada solo quedan Paul Pierce, su estrella de los últimos años; y Rajon Rondo, Tony Allen, Kendrick Perkins, Leon Powe y Brian Scalabrine. La gran apuesta fue firmar a un par de estrellas con hambre de títulos, algo que no siempre ha funcionado: Kevin Garnett, una estrella ególatra y cansado de fracasar en los Timberwolves, y Ray Allen, un profesional inmaculado con una muñeca letal.

Así, de los 75 millones de dólares que Boston invierte en pagar a su plantilla, sus tres figuras (Pierce, Garnett y Allen) se llevan 56. Kevin Garnett, que a sus 31 años ha disputado ya 13 temporadas en la NBA, es el jugador que más cobra de la competición (23,75 millones de dólares).

Ray Allen (32 años) se forjó en sus siete temporadas en Milwaukee y tres en Seattle una fama de excelso tirador y de buen chico, un jugador a la medida de la exigencia de Boston y el contrapunto perfecto de la soberbia de Garnett. Ha respondido. También Pierce, que no ha tenido inconveniente en compartir jerarquía con los dos recién llegados. Ellos forman el big three responsable de que los Celtics hayan vuelto al primer plano.