Inmigrantes del balón

Pedro J. Barreiros REDACCIÓN

DEPORTES

ÁLVARO BALLESTEROS

Dos jugadores senegaleses aspiran a labrarse un futuro desde el Atlético Mineiro y el Imperátor. Su representante ya anuncia la llegada de dos o tres compatriotas más

20 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Edmon Manthan y Jakob Mendy aseguran que no llegaron a España en patera. Son futbolistas, sus padres trabajan en Almería y en Murcia desde hace años, y ahora ellos luchan en la Regional Preferente gallega por hacer realidad sus sueños. Llegan de la mano de José Luis Molina, su representante y, apunta, socio de la Escuela de fútbol de La Mojonera, cerca de El Ejido (Almería). «Edmon jugaba en Las Norias, de Preferente, Jakob es juvenil y estuvo en el Leganés, y vamos a subir a dos o tres más», explica el agente, un enamorado del fútbol de base. «Soy maestro jubilado y hago esto porque me gusta. ¿El dinero? Todo se reinvierte en la Escuela», advierte. La llegada de Molina, Edmon y Jakob cogió por sorpresa a los responsables de los equipos gallegos. Probaron suerte en el Lemos, líder del grupo Norte, pero Santa Comba y A Coruña se convirtieron en sus destinos finales. «No es habitual -reconoce Roberto Taibo, técnico del Imperátor- que en estas categorías un intermediario te ofrezca jugadores». Tampoco resulta gratuito que Edmon y Jakob terminasen en equipos que luchan por una plaza en la Tercera División. Así lo explica Molina: «Los dos tienen ficha por más de un año, así si sus equipos ascendiesen, ellos podrían jugar en esta categoría, vetada para los jugadores extracomunitarios, aunque primero quiero que Edmon pruebe en el Racing». Sus casos no son únicos en Galicia. En el Ponte juega todo un príncipe nigeriano, John Elphus, quien llegó a Ourense para vivir junto a su mujer española. «Fue por amor, no lo trajo ningún representante; simplemente ella es diseñadora y él quiere jugar al fútbol», señala Plácido Díaz, el presidente del club de la Preferente Sur. Otros africanos asentados en el fútbol gallego son el marroquí Alami (Quiroga, Primera Regional), el jugador de Sierra Leona John Sarr (la pasada campaña en el Baio) o el ghanés Simón Sakay (Muxía, Segunda Regional). En opinión de José Antonio Cambón, preparador del Ordes, el fútbol aficionado se parece cada vez más al profesional. «Ya me tocó hablar con chicos de A Coruña que quería que viniesen a jugar aquí y me respondieron que tenía que hablar con su agente», recuerda. Cambón asegura que a menudo acuden sudamericanos a sus entrenamientos: «Una vez en el Laracha vino un argentino que hasta había jugado en su país, pero al final no se quedó». Edmon, que el pasado domingo disputó su segundo partido con el Mineiro, es un mediapunta zurdo que participó en concentraciones con la selección sub-21 de su país. El jugador, de 21 años, explica que lleva diez meses en España, donde llegó animado por su padre, trabajador de un sindicato de emigrantes. Su ilusión es poder ganarse la vida con el fútbol. «En Almería jugaba en campos de tierra y aquí hay césped, es más fácil», señala. José Gerpe, el delegado del Mineiro, destaca sus ganas en los entrenamientos: «Queremos ver cómo compite, debe dar la talla también en los partidos». Jakob Mendy, de sólo 19 años, ha pasado los últimos siete en España. Mientras su hermano John golea en los juveniles del Barcelona, Jakob, defensa, prueba suerte en el Imperátor. «Me entreno con el primer equipo, pero estoy jugando con el filial (Segunda Regional)», avisa. Taibo describe a un central de un físico fuera de lo común. «Quizá sea un poco torpe con el balón, pero a poco que se esfuerce y aprenda a colocarse en el campo, no me extrañaría que se marchase a un club de superior categoría», afirma. El sueño que une a todos los amantes del balón.