Tiñó de errores sus últimos partidos importantes
09 may 2004 . Actualizado a las 07:00 h.Un Mundial, la clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones y una Bundesliga. Demasiados regalos para el que fue considerado en su momento el mejor portero del mundo tres veces (hazaña sólo igualada por Walter Zenga y José Luis Chilavert). A sus treinta y cinco años, Oliver Kahn acumula demasiados errores importantes, lo que puede ser considerado como el comienzo del fin para el guardameta del Bayern de Múnich. Su fuerte carácter ha sido un arma de doble filo para el equipo bávaro. Por un lado, los entrenadores del Bayern (y de la selección alemana) no han tenido que esforzarse por encontrar un líder dentro del terreno de juego. Sin embargo, las fanfarronadas del cancerbero han actuado como estímulo para sus rivales. Sólo la última eliminación de su equipo en la Champions a manos del Real Madrid le hizo ver la paja en el ojo propio. Y es que una cantada suya tras un lanzamiento de falta de Roberto Carlos supuso el empate en Múnich (1-1), lo que sumado al 1-0 del Bernabéu, apeó al Bayern de Europa. «Tal vez he sido un tío demasiado extremo. Debo acercarme más al equipo y concentrarme menos en mí mismo», dijo. Esta declaración de intenciones no evitó que el pasado sábado, el Werder Bremen festejase el título de Liga gracias, otra vez, a un grave error de Kahn, que no supo atrapar un disparo lejano y brindó el balón a Klasnik, que abrió el marcador y enfiló la victoria (1-3). De nuevo, el portero de la selección alemana volvía a ser señalado como el culpable de desperdiciar la oportunidad de sumar otro título al palmarés de sus compañeros. Y es que en el combinado nacional, Oliver Kahn experimentó en carne propia la señal de que el comienzo del fin estaba cerca. Hace dos años, con motivo de la final de la Copa del Mundo, Alemania y Brasil se enfrentaban entre si y a sus propios fantasmas. Los alemanes querían llegar a su Mundial como campeones y, de paso, recortar diferencias con las potencias futbolísticas. Los brasileños deseaban demostrar que ni su fórmula ni Ronaldo estaban acabados. El que después se convertiría en delantero del Real Madrid se redimió de su pasado reciente con dos goles y la colaboración del guardameta de Karlsruhe, incapaz de detener un lanzamiento de Rivaldo. Kahn dejó el balón a los pies de Ronaldo y éste lo envió al fondo de la red. El brasileño también firmaría el dos a cero definitivo. Sin embargo, la FIFA decidió atenuar aquel aviso del destino y proclamó a Kahn mejor jugador de la Copa del Mundo de Japón y Corea, por delante del máximo goleador de la competición. «En la final cometí mi único error en todo el Mundial», se justificaba el cancerbero. Ahora, aunque Stielike dice que las críticas no le harán venirse abajo, sus detractores ya comienzan a pensar en el relevo. Jens Lehmann, portero del Arsenal, llegó a pedir la titularidad en la selección argumentando que había desarrollado mejor temporada que el meta del Bayern. Incluso aludió a los problemas extradeportivos de Kahn que, hasta el momento, se pasaron por alto por gozar de la preferencia de los estamentos del fútbol alemán.