Las estrellas salvan al Madrid y lo clasifican para cuartos

Ignacio Tylko MADRID

DEPORTES

JUAN LÁZARO

El Eibar fue muy superior hasta que Ronaldo y Figo decidieron

13 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

El Real Madrid cumplió de forma sonrojante el supuesto trámite de eliminar al modesto Eibar y meterse en cuartos de final de la Copa del Rey. A pesar de lo que indica el resultado final (2-0), durante casi una hora los astros merengues se vieron superados por los suplentes de un equipo armero que completó una faena prodigiosa, pero falló lamentablemente en la suerte final, incluso en el área pequeña y sin portero. Hasta que Ronaldo y Figo resolvieron, los de Amorrortu impartieron una lección magistral de fútbol y sacaron los colores a los madridistas. No es exagerado decir que entre este partido y el de la semana pasada en Ipurua, el Eibar erró al menos una decena de ocasiones clamorosas. Y eso frente al Real Madrid, por muy pasotas que se muestren sus jugadores, equivale al suicidio. Queiroz dejó claro con su alineación, la titular indiscutible con excepción de las ausencias obligadas por lesión de Beckham y Raúl, que no confía para nada en los canteranos ni actúa con coherencia. Si es verdad que en el término medio está la virtud, en la mezcla entre titulares y suplentes en partidos de esta índole, no parece lógico apostar en la ida por los Olalla, Rubén, Mejía, Paredes, Borja y Juanfran, entre otros chavales, y después de un empate a uno, aunque afortunado, marginarles por completo para la vuelta. Baño visitante El caso es que el Madrid de los galácticos completó un primer tiempo patético frente al Eibar. Los visitantes, con una motivación extraordinaria y sin presión alguna, salieron a jugar el partido de su vida. El equipo vasco salió con tal valentía y el Madrid con tanta desidia, que, sobre todo en el primer cuarto de hora, el duelo fue un monólogo visitante. Sólo en ese lapso, Casillas atajó un tiro de Óscar Pérez, Roberto Carlos salvó un remate con marchamo de gol de Romero, Corredoira tiró alto en buena posición y Saizar perdió en un mano a mano clarísimo ante Casillas. Increíble pero cierto. A partir de ahí, el duelo se equilibró. Figo, con más o menos acierto e individualismo, fue el que tuvo más vergüenza torera y al menos buscó el balón e intentó desequilibrar. De sus botas nacieron las mejores jugadas, incluido el gol definitivo, de magistral lanzamiento de falta. Poco antes, Ronaldo había cumplido la ley del fútbol y había marcado a placer tras un pase de Roberto Carlos.