El Barça entierra el «nuñismo»

La Voz M. F. | REDACCIÓN

DEPORTES

AFP

El triunfo de Laporta es una apuesta por el relevo generacional y relega al pasado los vestigios de la etapa de José Luis Núñez

16 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

El Barça, escarmentado por su pasado reciente, recordó aquello de la esposa de Lot y prefirió no mirar atrás. Y entonces vio a Joan Laporta. Una cara nueva, un discurso optimista y con el apoyo extra oficial del entorno de Johan Cruyff. Con estos ingredientes, Laporta ha logrado convencer al soci blaugrana, que ha decidido pasar página. El nuevo presidente culé ha logrado suficiente apoyo en las urnas como para demostrar que David Beckham era sólo un reclamo más dentro de un mensaje que cautivó a la masa social. Arropado por el voto joven, el abogado aglutinó a casi todos aquellos que querían el cambio y remontó por goleada la ventaja con la que contaba Lluís Bassat al principio de la campaña electoral. En la prensa catalana, Laporta ya empieza a ser conocido como el Kennedy del Barça. Y el verdugo del nuñismo . La lógica dice que un acuerdo con el Manchester para fichar a Beckham no es suficiente para derrotar a Bassat y sus tres mosqueteros (Salvador Alemany, Miquel Roca y Josep Guardiola). El publicista no supo vender su proyecto, porque a los electores les resultó demasiado evidente su relación con el poder: Alemany, con La Caixa y Roca, con Convergència. Bassat se dedicó a argumentar que el Barça necesitaba contactos y apoyos. Laporta respondió que el club requería libertad e independencia y recordó que la presencia de Alemany en las filas de su rival era un signo continuista, ya que pertenecía a la etapa de Núñez y Joan Gaspart. Sólo la mención de Gaspart causa urticaria en los socios, conscientes del error que nació de sus votos en las anteriores elecciones. Laporta, que ya lideró la moción de censura presentada por la plataforma Elefant Blau contra Núñez en 1998, ha querido desligarse de cualquier símbolo del pasado, excepto de Johan Cruyff. Pero hasta el apoyo del holandés ha sido discreto y silencioso, para no despertar suspicacias. Y es que el Barça eligió presidente bajo el lema «cualquier tiempo pasado fue peor», con permiso del dream team . Jaume Llauradó y Martínez-Rovira, los candidatos deudores del nuñismo , se convirtieron en los grandes derrotados de la jornada electoral, otro síntoma inequívoco de afán de ruptura. Los socios prefirieron otorgarle más votos a otro impulsor de la renovación, Jordi Majó, tercero tras Laporta y Bassat. Las urnas exigen un cambio de rumbo. Y Laporta tiene el timón.