«El Mundial 2002 debe olvidarse, en agosto nadie hablará ya de ello». Si el vaticinio de Johan Cruyff resulta cierto, uno de los campeonatos más seguidos de la historia quedará pronto en el olvido. ¿Se trata de un sentimiento razonado... o el brillo de las eliminaciones prematuras de Francia, Portugal, Argentina o Italia no deja ver el bosque?
01 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Pues quizá un poco de todo. Parece probado que ninguna selección demostró un juego de candilejas. Excepción hecha de las individualidades brasileñas, ningún bloque mereció el apelativo de dominador. Todos lo pasaron mal para sacar adelante sus partidos. Para muchos no se salva ni el pentacampeón. «Brasil jugó al antifútbol -opina Cruyff-, no es un equipo, no hizo más que aprovecharse de los errores de sus adversarios». El descaro de coreanos, turcos y estadounidenses o la solidez germana (que alcanzó la final con sólo un gol encajado) suponen escaso bagaje para los más críticos. «La actuación colectiva de los alemanes fue buena», recalca el ex-entrenador del Barcelona, «a este equipo le faltan personalidades como Beckenbauer o Mueller». Según apunta Cruyff, el triunfo del combinado canarinho y la poca respuesta generada por sus rivales auguran un nuevo estilo nada acorde con sus gustos, los del Dream Team . «Brasil va a dar el ejemplo al resto con su antifútbol. No tiene extremos y espero que Holanda no siga su ejemplo». Pero no todo se presume lúgubre en el panorama futbolístico. Pelé, aún envuelto en la bandera de la euforia verdeamarela , se agarra a la máxima de que la victoria en el fútbol siempre cae del lado del equipo que cuenta con los mejores jugadores. «El mundo esperó 17 Copas para ver a Brasil y Alemania enfrentarse en una final. La espera valió la pena. Nuestra victoria coronó el mejor ataque del Mundial, la camisa con más tradición en las canchas, los jugadores más notables», afirma el ex-futbolista. «A pesar de todos los problemas -añade-, siempre confié en Brasil, porque ningún país del mundo tiene jugadores como los nuestros», agregó. Ni siquiera, podría decir el astro, sus grandes rivales antes del campeonato demostraron sus grandes nombres. Porque sólo el tiempo podrá desvelar si las rápidas eliminaciones de Francia o Argentina responden a un fenómeno pasajero o a un cambio real del dominio futbolístico en favor de los equipos de África y Asia. Alemania 2006 tiene la respuesta.