Graciela Iturbide, la fotógrafa de lo invisible, princesa de Asturias de las artes

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

Iturbide, retratada en el 2011 cuando inauguró en Ciudad de México su exposición «Retrospectiva 1969-2008».
Iturbide, retratada en el 2011 cuando inauguró en Ciudad de México su exposición «Retrospectiva 1969-2008». Sáshenka Gutiérrez | Efe

La legendaria cazadora de instantes mexicana ha retratado el alma indígena de su país con una mirada innovadora

24 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide es la ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Artes, que falló este viernes su 45.ª edición. Legendaria cazadora de instantes, capaz de ver y fotografiar «lo invisible», con 83 años, es una relevante y respetada figura de la fotografía hispana. Discípula de otro gigante del oficio, Manuel Álvarez Bravo, Iturbide ha retratado el alma de su país, con especial atención a los indígenas y las mujeres. Su candidatura se impuso entre las 49 de 19 países que optaban al galardón, dotado con 50.000 euros.

El jurado elogió su «mirada innovadora dotada de una extraordinaria profundidad artística». «Su lente —afirma— ha retratado la naturaleza humana a través de fotos cargadas de simbolismo que crean un mundo propio: de lo primitivo a lo contemporáneo; desde la crudeza de la realidad social hasta la magia espontánea del instante».

Su obra en blanco y negro «combina lo documental con un sentido poético de la imagen», destaca el acta. «A través de su cámara, capta la vida cotidiana de México, con una mirada profunda, respetuosa y evocadora. Sus imágenes no solo muestran lo que ve, sino también lo que siente. Cada fotografía tiene una carga emocional y cultural que nos invita a mirar más allá de lo visible», concluye.

María Graciela del Carmen Iturbide Guerra nació el 16 de mayo de 1942 en Ciudad de México. Quería ser escritora y adoraba la radio. Tenía once años cuando su padre, un católico aficionado a la fotografía, le regaló una cámara Brownie que cambiaría su vida. «Cree en Dios, cásate, ten hijos y ocúpate de la casa», era el ideario impuesto a la joven Iturbide, que creció bajo esta premisa en el México de mediados del siglo XX. Se casó a los 19, a los 23 era madre de tres niños y a los 27 perdió a su hija. Renunció entonces a todo y se entregó a la fotografía. Desde entonces jamás salió de casa sin su cámara.

Viajera y notaria

En 1969 había ingresado en el Centro de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México para ser directora de cine. Pero se inclinó por la fotografía bajo la tutela de Álvarez Bravo, de quien fue asistente y al que acompañó en sus viajes por México. A principios de los setenta recorrió Latinoamérica, con largas escalas en Cuba y Panamá. El Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México le encargó en 1978 documentar la vida de las poblaciones indígenas del país. Fotografió a los seri, etnia de pescadores nómadas en Sonora, al noroeste de México, cerca de la frontera con Arizona.

Su trabajo más conocido es el dedicado a pueblo de Juchitán, parte de la cultura zapoteca en Oaxaca, en el sureste mexicano, por encargo del artista Francisco Toledo. La serie realizada entre 1979 y 1988 dio lugar al libro Juchitán de las mujeres (1989). Incluye su foto más icónica, Nuestra señora de las iguanas, en la que una mujer, Sobeida Díaz, posa con las iguanas sobre su cabeza que llevaba al mercado. También está en la serie la Mujer ángel, que atraviesa el desierto de Sonora portando una radio.

Sus fotos se ha visto en fundaciones y museos de todo el mundo, como el Centre Pompidou (1982), el San Francisco Museum of Modern Art (1990), el Philadelphia Museum of Art (1997), el Paul Getty Museum (2007), la Fundación Mapfre de Madrid (2009), el Photography Museum Winterthur (2009) o la Barbican Art Gallery (2012).

Iturbide ha recibido premios como el de la W. Eugene Smith Memorial Foundation, en 1987; el Grand Prize Mois de la Photo de París, 1988; la Guggenheim Fellowship por el proyecto Fiesta y muerte, 1988; el Hugo Erfurth Award de Leverkusen, Alemania, 1989; el International Grand Prize de Hokkaido, Japón, 1990; el premio Rencontres Internationales de la Photographie de Arles, 1991; el premio Hasselblad, 2008; y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Ciudad de México, 2008. Es doctora honoris causa por el Columbia College Chicago (2008) y por el San Francisco Art Institute (2009).