Joan Miró, íntimo y palpitante

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

El nieto de Miró, en la exposición de su abuelo
El nieto de Miró, en la exposición de su abuelo ÁNGEL MANSO

Un nieto del pintor, guía excepcional en la muestra de la Fundación Barrié

23 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Miró más familiar, el que prohibía a los suyos violar la soledad catártica de su estudio y daba patadas en sueños a su mujer cuando estaba próximo el pálpito de una nueva obra se reveló este jueves de la mano de su nieto Joan Punyet Miró, guía excepcional de la muestra Miró. Una colección que hasta el 16 de mayo puede visitarse en la Fundación Barrié de A Coruña (el paseo, en su cuenta de YouTube).

Cuarenta óleos, dibujos y acuarelas procedentes de la Fundación Mapfre y siete piezas de colecciones públicas y privadas -entre ellas, la escultura de bronce Tête de Femme (1974)- componen un recorrido por el universo intuitivo y minucioso de Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983), centrado en sus últimas décadas de producción artística, pero atento también a sus etapas en París, donde abraza el dadaísmo y las corrientes más iconoclastas del siglo XX. «El más surrealista de todos nosotros», definió André Breton, «un poeta que pinta», señaló su nieto, compartió «el grito nihilista» contra la academia y los principios de la escritura automática, visceral y primitiva, y ya nunca dejó de renovarse.

La mujer, metáfora de la vida, «ser eterno y divino»; los pájaros intermediarios entre el cielo y la tierra, las constelaciones de estrellas, los planetas minúsculos, apenas un punto rojo sin el cual «toda la composición colapsa», anotó Giacometti, recorren siete décadas de desbordante creatividad que no se apagó nunca.

Miró influyó en Pollock y en Rothko, en Chillida y en Calder. En Japón fue recibido como un dios. En su primer viaje a París pidió consejo a su protector. «‘Pablo, ¿qué tengo que hacer?' Y Picasso le respondió: ‘Es como estar en la cola del autobús. Simplemente espera tu turno'». Cumplidos los 80 años, dijo que estaba empezando a pintar bien. Había conseguido desaprender lo aprendido. «Dentro de su cuerpo anciano el joven surrealista seguía vivo».