«Mata Mua», el pulso de la baronesa Thyssen en un cuento inacabable

Miguel Lorenci / Colpisa MADRID

CULTURA

Jesús Hellín | Europa Press

Carmen Cervera reitera que no quiere vender el legendario Gauguin

21 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Érase un vez un cuadro, Mata Mua, cuyo paradero es hoy un secreto que guarda con celo su propietaria, Carmen Cervera. En otro pulso con el Gobierno, la baronesa Thyssen sacó la joya de su colección del museo homónimo amparada por la ley. Dice que no piensa venderlo, pero podría hacerlo, ya que tiene la licencia de exportación obtenida por silencio administrativo. Un permiso que ha enfrentado a los dos últimos titulares de Cultura, José Guirao y José Manuel Rodríguez Uribes, tras la salida del icónico lienzo, protagonista de un extraño viaje que quizá acabe de nuevo en el Thyssen.

La baronesa y sus abogados reiteran que su intención es que Mata Mua -significa Érase una vez- se quede en España, mientras siguen negociando el alquiler de sus cuadros. Un proceso convertido en el cuento de nunca acabar, prorrogado 16 veces sin llegar al acuerdo definitivo que supondría un final feliz.

«El Mata Mua no se vende, es el amor de mi vida. Lo adoro. Sería un sacrificio deshacerme de él, y él tampoco se quiere separar de mí, ¡si lo he comprado tres veces!», clamó la baronesa en la revista ¡Hola!. Confirmó que la tela está fuera de España y que quizá la preste para alguna exposición. «Mi ilusión es que vuelva», insiste, pero condiciona el regreso «a la negociación pendiente con el Gobierno».

«No hay nada irreversible», dice el ministro Uribes, que tampoco descarta la vuelta del cuadro, que duplicaría en una subasta los 40 millones de euros que vale según él. Pero el ministro no ve «prudente» comprarlo ejerciendo el derecho de tanteo.

El préstamo gratuito de los cuadros de la baronesa se firmó en el 2002 por diez años. A su conclusión no se llegó a un acuerdo sobre su continuidad. Tita Cervera valora su colección, de 429 obras, en más de 1.000 millones de euros, cifra que el Estado deja en 425 millones. Nada tiene que ver con la colección que España compró a su marido en 1993, 800 obras que costaron 42.000 millones de pesetas.

En la negociación, la baronesa pidió a Guirao por el alquiler de la colección 8,3 millones de euros anuales y dejar fuera del acuerdo el Mata Mua y otras dos obras. Guirao le ofreció 7 millones durante 15 años, siempre que el espectacular Gauguin permaneciera en la colección. A punto estuvieron de firmar, pero en la décimo quinta renovación de diciembre del 2019 la baronesa excluyó de la colección otras tres obras más: El puente de Charing Cross, de Monet; Caballos de carreras en un paisaje, de Degas, y El ‘Martha McKeen’ en Wellfleet, de Hopper, que también están fuera de España. La dueña dice que «no está previsto subastarlos», pero amaga con «vender alguno», como hizo con La esclusa, de Constable, que vendió en el 2012 por 28 millones.

La escapada de Thyssen ha provocado acusaciones entre los responsables. Javier García Fernández, actual secretario general de Cultura, explicó que la baronesa disponía de licencia de exportación «definitiva» desde el 13 de diciembre de 2019, «por silencio administrativo». Atribuía así las culpas al exministro José Guirao, que desmentía aquello y aseguraba que el permiso es del 25 de marzo, con Uribes en el ministerio y en pleno estado de alarma. Dice que los abogados de la baronesa lo pidieron una semana después de su salida de ministerio.

Pintado en 1892, de 91 por 69 centímetros, Mata Mua representa a varias mujeres adorando a Hida, una deidad lunar. Pasó por distintas manos privadas antes de que en 1984 lo compraran a medias -y por 3,8 millones dólares, precio récord-, el barón Thyssen y su amigo y coleccionista boliviano Jaime Ortiz-Patiño. Acordaron que cada uno lo tendría durante dos años y medio. Al quinto debían llegar a una solución: o uno compraba la parte del otro o lo sacaban subasta.

Ortiz-Patiño rechazó la oferta del barón, que lo recompró en Sotheby’s de Nueva York en 1989 por 24,2 millones. A la muerte del aristócrata, la baronesa compró su parte a los hijos de su marido. Hoy es de nuevo el ‘brazo armado’ de la guerrera Tita, que en subasta obtendría entre 80 y 100 millones de euros. 06/19/18-04/20