«West End», locura, haloperidol y demonios familiares

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

José Morella (Ibiza, 1972) había sido finalista del Herralde con su novela «Asuntos propios»
José Morella (Ibiza, 1972) había sido finalista del Herralde con su novela «Asuntos propios» JESÚS G. PASTOR | Siruela

«No escuchamos a los enfermos mentales, les empastillamos», denuncia el escritor ibicenco José Morella, ganador del Premio Café Gijón con su última novela

03 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

West End es como los vecinos de San Antonio, en Ibiza, llaman a un céntrico cruce de calles. Un «no lugar como Magaluf» donde se concentra el turismo más salvaje y etílico de esta isla balear. En ese enclave, atestado cada noche de guiris drogados, bebidos y asilvestrados, ocurre un episodio trascendental de la novela homónima con la que José Morella (Ibiza, 1972) ganó el Premio Café Gijón, otorgado por la editorial Siruela con el patrocinio del ayuntamiento gijonés, y que hace solo unos días ha llegado hasta los lectores.

«Es una autoficción con bastante más de auto que de ficción», reconoce Morella, que saca a luz los demonios que durante décadas atormentaron a su familia, que ocultó la psicosis delirante y el alcoholismo del abuelo materno del narrador. Morella cuenta el desamparo con el que las familias afrontan las enfermedades mentales de sus miembros y denuncia la discriminación que sufrían estos enfermos «en la España de Franco y en la de hoy». «Hasta los setenta se colocaba la locura en el mismo saco que cualquier disenso. Ya fueras un enfermo mental, un homosexual o un marxista la solución era la misma: confinamiento o empastillamiento». «Nunca se escuchaba a los enfermos mentales. Se les empastillaba, y con ellos a sus familias», insiste el escritor.

El autor convivió con su abuelo «ausente y drogado con haloperidol» sin que su familia comprendiera bien las razones. «El poder político se apoderó durante años de la psiquiatría: ocurrió con el franquismo y me temo que también es así ahora», denuncia Morella, encantado de que novelas «transgresoras y antiinstitucionales» como la de Cristina Morales, Lectura fácil, Premio Nacional de Narrativa, planteen «cómo a los locos y las personas diferentes no se les escucha ni desde la tolerancia progre». «Hay algo de lo que el poder no se puede apropiar, de su propia neurosis, que es pura paranoia. Era muy evidente en el franquismo, con aquella sopa de prejuicios que mezclaba rojos, locos y gais», reitera.

West End se remonta a los años jóvenes de Nicomedes Miranda, un campesino que en la cincuentena emigra con sus cuatro hijos desde su pueblo cordobés a una Ibiza que pronto entraría en ebullición hippy en busca de un vida mejor. Afectado por brotes psicóticos, estará estigmatizado el resto de su vida, drogado, enclaustrado y sin interlocución alguna.

«La familia es la primera que utiliza eufemismos para evitar la culpa y la vergüenza», lamenta Morella, que realizó un indagación detectivesca para dar con el historial clínico de su abuelo y contrastar las versiones de sus familiares. «Ha sido una aventura parecida a la de El desencanto, la película de Jaime Chávarri sobre los Panero, pero en otro registro, con una familia muy humilde y nada intelectual», acota el autor.

Verdad poética

«Cada vez me seduce menos la verdad y más la verosimilitud, la verdad poética, y esta novela viene a ser el resultado entre los que buscaba y lo que he hallado, que es una verdad tan válida como la de cualquiera», reivindica. «Fue liberador afrontar una historia que ha escrito mi familia tanto como yo sobre una enfermedad que todos padecimos tanto como mi abuelo», asegura Morella. Se confiesa muy satisfecho por haber afrontado y derribado los tabúes que lastraron a tres generaciones de su familia «que optaron por el silencio y los eufemismos». «Somos una familia muy mediterránea. Hablamos mucho, pero -confiesa- jamás debatimos sobre la enfermedad de mi abuelo».

Profesor de escritura creativa en Barcelona, José Morella es autor de novelas como Asuntos propios -finalista del Premio Herralde- o Como caminos en la niebla. Se siente «orgulloso» de haber ganado el galardón que creó Fernando Fernán Gómez, y que recayó antes que en él en gigantes de la literatura como César González-Ruano, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite y Luis Mateo Díez.