Uno solo tiene lo que da

Amancio Prada

CULTURA

Amancio Prada y Joan Baez ensayaron varias veces la canción de Rosalía antes del concierto
Amancio Prada y Joan Baez ensayaron varias veces la canción de Rosalía antes del concierto

29 jul 2019 . Actualizado a las 19:53 h.

Todavía estoy impresionado. El domingo canté con Joan Baez en su concierto de despedida, en el Teatro Real de Madrid. Aunque su voz manda en mi corazón desde que tengo uso de canción, no la conocía personalmente. Me impresionó por su naturalidad, por su dulzura y delicadeza, por su profesionalidad. Hace apenas veinte días, me invitó a cantar con ella en «mi último concierto de mi última gira»: «It will be wonderful to see you and sing with you. Adios Rios is the most beautiful song!». El día anterior ella había dado un concierto en San Feliu de Guíxols, que empezó tarde por la lluvia... y que acabó a las tantas. Viajaron en autobús durante toda la noche para llegar a Madrid por la mañana. Me citó a las cinco de la tarde para ensayar la canción, primero en su camerino, después en el escenario, mientras probábamos sonido, y aún antes de salir a escena.

Cuando salí a cantar le dije que me sentía feliz por estar allí con ella y le di las gracias por cantar en gallego a Rosalía de Castro, por hacer suya mi canción y por compartir conmigo escenario y amigos en un momento tan especial. Al terminar el concierto me pidió que me quedara para celebrar el éxito y la despedida con todo su equipo técnico y artístico. Toda la gente que le rodea me pareció de una gran profesionalidad y muy cercana. Fue un acto íntimo en que se mezclaba la alegría por el éxito de la gira europea, la celebración por todo lo vivido en tantos y tantos escenarios, con un punto de nostalgia también y de tristeza en los músicos y técnicos que llevan años acompañándola.

Al ir a despedirme, me dijo: «Espera, tengo un presente para ti». Volvió con una de las dos guitarras que había usado durante todo el concierto y me dijo: «Tómala, es mi regalo». Yo, la verdad, desconcertado, me resistía a aceptarla, no podía imaginar que me ofreciera algo tan valioso y personal como su guitarra, una de las guitarras Martin cuyo sonido, por cierto, me había impresionado tanto. Pero ella insistió: «La guitarra es tuya, yo ahora ya no necesito dos guitarras». Me acordé de aquel verso de Agustín Garcia Calvo, «Uno solo tiene aquello que da», y me di cuenta, una vez más, de que todo lo valioso que tengo en la vida ha llegado a mí como un don, se me ha ofrecido como regalo. «Gracias, Joan, gracias a la vida, a tu vida». Y nos despedimos con un fuerte abrazo. Todo esto ocurrió el 28 de julio. Ayer regresaban a San Francisco. «Non sei cando nos veremos», pero su voz y sus ojos se quedan «en mis entrañas dibujados», así como la alegría de saber que mi canción de Rosalía va con ella. Gracias, Joan. Ha sido un placer haberte conocido y un honor estar y cantar contigo.