Con los ojos puestos en la música negra y el rock americano, la banda viguesa inicia la gira de «Plastic jail», su nuevo disco, con conciertos en A Coruña y Santiago
23 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Son una de esas formaciones con las que salta de inmediato la frase: «Parecen una banda americana». Pese a ser de Vigo, The Soul Jacket emanan sonidos de la música negra y el rock setentero de una manera tan convincente que la duda sobre su origen resulta constante. Este fin de semana presentan su último trabajo, Plastic Jail, en A Coruña (viernes 24, Garufa Club, 22.30, 12/15 euros) y Santiago (sábado 25, sala Moon, 22.00, 12/15 euros). Antes su vocalista Toño López responde esta entrevista.
-Frente a la dispersión del disco anterior, han ido más al grano. ¿Prima la canción sobre todo?
-Sí, es todo más directo. Buscábamos la inmediatez y creo que el resultado es más fresco. Se trata de volver a nuestras raíces y ser más audible para todo el mundo.
-Hay algunas canciones como «Lying on the Grass» en las que van directamente al power pop. Es algo inédito en ustedes.
-Sí, en ese tema en concreto era la primera vez que nos metíamos en esos campos. Nunca hemos tenido miedo a explorar nuevos estilos. Nos gusta la música en su sentido más amplio. En los otros discos íbamos más a lo americano. Aquí, quizá hacia lo inglés.
-Dice que se fijaron en las producciones de los setenta de John Lennon o Roxy Music. ¿Es así?
-Sí, hemos probado cosas nuevas en el estudio. Grabamos en Radar con Pablo Iglesias y hemos metido efectos nuevos, nuevos arreglos, coros... Aquí hay mucho curro de estudio.
-¿Siente que con «Black Cotton Limited» (2014) trascendieron al público entendido, llegando a gente que ni siquiera maneja sus referencias sonoras?
-Sí. Yo siempre he dicho que, de tener los medios para llegar a más gente, somos un grupo para todos los públicos. La gente a veces nos descubre porque se encuentra con nosotros. Normalmente le suele gustar lo nuestro, aunque no escuche rock n’ roll y música de los setenta.
-¿Por qué?
-Porque la música ha sido tan denostada y ha perdido tanta calidad que, de pronto, alguien escucha a una banda que cuida las canciones y la calidad y le sorprende. La gente echa de menos la música. Ahí es cuando te dicen que no pareces de aquí, que pareces una banda americana.
-¿Le parece un piropo?
-Sí, nosotros nos hemos fijado siempre en las bandas americanas de los sesenta y setenta. Desde Funkadelic a James Brown, pasando por Crosby, Still, Nash & Young... de todo. Había una gran creatividad y no había barreras
-¿Quién de todos esos le empujó a hacer música?
-Buff, cuando empecé a escuchar música negra, me fijé en Otis Redding y me voló la cabeza. Me quedaba con los cantantes, pero luego empecé a escuchar los discos, deteniéndome en la producción y arreglos. Esto es lo de siempre. Vas a las grandes bandas, a Led Zeppelin, los Doors, The Who, Queen...Luego empiezas a escarbar y cada vez hay más. Hay tanto que puedes estar descubriendo cosas de por vida.
-Aunque en ese nuevo disco opten por la concreción intuyo que en directo todo se va a dispersar y que las canciones nadie sabe cómo terminarán.
-La gente que nos conoce y que nos ha visto más de una vez sabe que nunca hacemos un directo igual. Nos gusta exprimir las canciones y dejarnos llevar por el momento, que eso es importante. Muchas veces sucede que las bandas tocan las canciones una y otro vez y, al final, acaba siendo algo mecánico. Nosotros queremos que el directo sea algo creativo, que de repente alargues determinadas partes, que nos miremos entre nosotros y digamos: «Vamos un poco más allá».