Por si esto no fuese suficiente, el mismo sello rescata la más completa biografía de Thoreau, la que publicó en 1986 el historiador Robert Richardson, y que cubre una falla importante en el mercado editorial español que apenas corregía el trabajo del profesor vasco Antonio Casado da Rocha (Acuarela Libros, 2004). Richardson busca abordar la compleja dualidad de quien su amigo Emerson definió como «licenciado en pensamiento y naturaleza», sin dejar de escudriñar al hombre, al filósofo, al aventurero, al lector, al político, al escritor... incluso su faceta social, que pudiera parecer irrelevante en quien afirmaba cosas como: «Qué triviales, carentes de interés, fastidiosos e insatisfactorios son todos los trabajos por los que los hombres te pagan con dinero» o «Vivir en relaciones de verdad y sinceridad con los hombres es habitar un país fronterizo». Richardson logra un dibujo de Thoreau estoico pero empático y seductor y cuyo ejemplo, en particular, sirve como eficaz (urgente, diríase) herramienta de futuro.
La efeméride llega en un momento en que el pensamiento de Thoreau vive una pujante e inusual vigencia, que se vislumbra en los movimientos políticos surgidos al calor del 15-M, en el descontento social y la necesidad de poner coto a los excesos del capitalismo y la globalización. En este mismo sentido, la publicación en castellano en los tiempos recientes de un gran número de libros de autores que apuestan por el regreso a los bosques (la denominada nature writing) y que además saben contarlo muy bien parece poner de relieve esa rabiosa actualidad de los postulados de Thoreau, que de uno u otro modo está detrás de su inspiración -Doug Peacock, Nick Jans, Sue Hubbell, Dan O’Brien, Mike Wilson, Edward Abbey, Gary Snyder, Annie Dillard (por cierto, casada con Richardson)-. Buena parte de esas obras han sido publicadas por Errata, que además ha reordenado la producción del que es tenido por el padre del concepto desobediencia civil -al menos, encarnó ese espíritu con coherencia- y que, en este festejo, reedita hoy el gran clásico Walden con la novedad de un breve pero suculento prólogo de Michel Onfray.