«No queremos ser unos rancios pero tampoco modernos a cualquier precio»

CULTURA

La música y la cultua del vino se aúnan en la primera edición del Festival Ribeiro Son de Viño que el sábado se celebra en las Rías Baixas.

18 jul 2014 . Actualizado a las 15:49 h.

Empezaron muy jóvenes, sí, eso es lo que siempre se dice. Pero que tras 20 años de carrera el grupo valenciano haya conseguido mantener la frescura de la que hoy alardean los discos y los conciertos de La Habitación Roja (LHR) es toda una proeza. Su discurrir semeja inverso al de bandas coetáneas que optaron por oscurecer o ensuciar su sonido. Ellos, al contrario, suenan límpidos, desenfadados e incluso con un punto naif. Siempre han estado ahí, respetados y hasta venerados, aunque sin llegar nunca a ser un grupo de masas. Sus dos últimos discos los han aupado un peldaño más en escalafón como reconoce Jorge Martí, voz, guitarra y compositor de la banda.

-Suenan optimistas, ¿lo son?

-Estamos bastante contentos. La Habitación Roja ha tenido suerte en el sentido de que el peor momento para el negocio de la música ha coincidido con nuestros mejores años, que han sido estos últimos. Gracias a eso no solo nos hemos mantenido a flote sino que incluso hemos crecido. Supongo que si solo nos hubiera ido regular ahora estaríamos en bancarrota.

-En el 2014 el grupo cumple 20 años. Decía el tango que no es nada...

-Sí, sí que son. Piensa que la carrera de algunos de los grupos que nos gustan como The Beatles o The Smiths no llegó ni a la mitad de ese tiempo. Pero realmente se nos han pasado volando. No nos sentimos para nada cansados ni agotados. Hemos sido un grupo atípico en el sentido de que nunca hemos tenido un mega éxito pero hemos sabido mantener una coherencia y al final hemos recogido los frutos. Igual si hubiésemos tenido ese pelotazo que alguna gente pensaba que deberíamos haber tenido hoy no estaríamos hablando del grupo. Yo creo en lo que llamo «la teoría de la ola». Si vas detrás de las olas siempre llegas tarde. Lo que tienes que hacer es lo que te gusta, ser perseverante, y al final la ola acabará cogiéndote a ti.

-Hace 20 años, ¿cómo imaginaba que serían en este momento?

-Cuando empiezas no piensas en el futuro. Ahora sí que me pregunto a veces si dentro de 20 años seguiré tocando. En este momento da más vértigo mirar atrás que hacia adelante.

-Al contrario de lo que le ocurre a otros grupos, da la sensación de que a LHR la madurez les ha llevado a ser más frescos, más festivos.

-Sí, el último disco es más vital y más luminoso. Pero no es algo premeditado ni teledirigido. Sencillamente responde a nuestros impulsos.

-Tampoco han perdido ese cierto punto naif.

-No sé si es naif o soñador. A mí lo que me mola al escribir una canción es hacer la fotografía de un instante. Sin buscar los porqués. Y si intentas aplicarle a esa foto una especie de Photoshop se pierden las emociones que la provocaron y se desnaturaliza por completo la canción.

-Siempre se les vincula con los 80. ¿Les molesta?

-El sello del grupo tiene que ver con los 80 porque somos gente que fue adolescente en aquella década y eso marca. Hay una serie de grupos como REM, The Cure, Echo & the Bunnymen, Radio Futura o Golpes Bajos con los que nos hemos sentido muy identificados. Pero para mí esos eran grupos atemporales que hacían rock de guitarras cuando lo que se llevaban eran las hombreras y los new romantics. Nunca hemos pretendido ser un grupo de revival. La Habitación Roja aspira a convertirse en un clásico en el sentido de que no pretendemos ser modernos a cualquier precio pero tampoco unos rancios. Es importante madurar pero no por ello hay que convertirse en un coñazo. Y creo que nuestros discos han envejecido bien. De hecho podemos seguir tocando canciones de cualquier época.

-Decía Alaska que el siglo XXI no ha dado ni un solo referente musical.

-Pues probablemente. El ejemplo lo tienes en que los cabezas de cartel de los principales festivales siguen siendo los grupos que nos gustaban cuando éramos chavales.

-LHR nunca ha eludido el compromiso en sus letras y hay algunas en las que se mojan sin rubor y sin pudor.

-Es que antes que músicos somos ciudadanos. No nos gustan los panfletos ni pretendemos sentar cátedra. Seguro que tenemos nuestras contradicciones. Pero somos un poco cronistas de la realidad y todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos influye y queda plasmado en nuestras canciones.

-¿Como ve el estado de salud de la música independiente en España?

-Por una parte hay una consolidación de un pop independiente más mainstream. Pero también hay un cierto conservadurismo. A veces da la sensación de que no hay relevo y de que los cabezas son siempre los mismos. Hay una serie de propuestas muy interesantes pero se ven relegadas al underground de los medios.

-Después de 20 años, ¿la furgo cansa?

-Hombre, nos pegamos unas palizas muy grandes pero al mismo tiempo nos encanta esa sensación de estar en movimiento. Es ya parte de nuestra vida.