Dieciocho meses al límite

Camilo franco / xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Manuel Fernández Castiñeiras y su hijo en el juzgado de Santiago, el pasado julio.
Manuel Fernández Castiñeiras y su hijo en el juzgado de Santiago, el pasado julio. Álvaro ballesteros< / span>

Un año de investigación y medio de instrucción rematan el proceso

27 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La vida del Códice Calixtino ha sido mucho menos agitada que su ficha policial. Desde el día de San Fermín del 2011, cuando su ausencia protagonizó las primeras páginas, hasta el momento en que se celebre el juicio, la primera guía del peregrino habrá completado un viaje único: bolsas de plástico, maleteros y trasteros, para situarse en el centro de una historia con más investigación que intriga.

Denuncia

Caja fuerte vacía. Fue el 6 de julio del 2011 cuando se confirmó que la policía investigaba la ausencia del Códice Calixtino de su caja fuerte del archivo de la catedral. Mientras la policía ponía en entredicho las medidas de seguridad de la custodia de la pieza, desde el cabildo se dan pistas que señalan a alguien próximo al templo.

Primeras investigaciones

Las 400 horas. La reacción policial fue establecer una alerta internacional, realizar controles en Santiago y en su entorno más directo y poner en marcha un núcleo duro de la investigación para localizar a los primeros sospechosos. El centro de esta investigación fueron las 400 horas de grabaciones de vídeo de las cámaras de seguridad de la catedral. El visionado sirve para deducir el escaso nivel de seguridad de la pieza. Tras los primeros días, comienzan a descartarse hipótesis, como el robo por encargo para un coleccionista, en favor de las que sostenían que había sido hurtado en un descuido o secuestrado para una venganza particular o para denunciar un problema dentro de la organización catedralicia. Un mes después de la desaparición, la policía consideraba que el Códice podía seguir dentro del templo y que el robo solo se podría haber realizado con colaboración interna. El 7 de octubre del 2011, tres meses después de la desaparición del Códice, el responsable del archivo y deán de la catedral, José María Díaz, presentó la dimisión. En ese momento abandonó su responsabilidad como archivero para continuar como deán.

Detenciones

Un año después. El 3 de julio del 2012, un año después de la desaparición de libro, a la salida de misa de las siete de la mañana, la policía detiene a Manuel Fernández Castiñeiras, a su mujer y su hijo. En las primeras horas tras la detención se localizaron en la casa de la familia un millón de euros, lo que desató la teoría de que el Códice podría haber sido vendido por Castiñeiras. Se confirma su vinculación con la catedral y su amistad con el deán, puesto que el detenido había realizado trabajos diversos por encargo del cabildo y visitaba casi a diario el templo compostelano y sus alrededores. La policía confirma también que llevaba meses vigilándolo, pero que la detención se había retrasado para evitar que el detenido pudiera destruir la pieza. Castiñeiras había mantenido un pleito laboral con la catedral de Santiago, pero el principal objetivo de los interrogatorios y de los registros era localizar la pieza sana y salva.

Reaparece el Códice

La última bolsa del garaje. Un día después del arresto de la familia Castiñeiras, el operativo policial, con el juez Vázquez Taín a la cabeza, intensifica los registros en las propiedades del detenido. Revisan un piso en O Milladoiro, la casa familiar en Negreira y un apartamento cerca de Sanxenxo. La policía localiza un garaje reconvertido en trastero en O Milladoiro y remueve las cajas de su interior. En la última de ellas encuentran una bolsas de plástico que envuelven algo. Al desenvolverlas, se encuentran con el Códice Calixtino, justo un año después de su desaparición. En los registros se localizan también otros objetos procedentes de la catedral, más dinero y cartas dirigidas a otros vecinos del edificio en el que vivía el detenido.

Confesión

Dos millones. Su negación el hurto del Códice Calixtino le duró a Manuel Fernández Castiñeiras unas horas. Primero aseguró no recordarlo, pero, tras la primera noche detenido, confesó haberse llevado el libro. La investigación se ha encontrado con un caudal de dinero que no se esperaba: cerca de dos millones de euros en metálico, incluyendo dólares y otros tipos de divisas. La instrucción del caso considera que el robo de dinero se ha producido a lo largo de los últimos 20 años. La policía localiza un vídeo clave para la investigación en el que se aprecia al inculpado retirando dinero de la caja. Como consecuencia, la catedral tiene que cambiar su sistema de gestión del efectivo.

crónica las claves del caso