«Me despidieron porque querían una CND clásica y siguen en lo mismo»

EFE

CULTURA

El bailarín se encuentra actualmente al frente del ballet del Teatro Mijáilovskien en San Petersburgo desde su controvertida salida de la Compañía Nacional de Danza.

11 ene 2012 . Actualizado a las 19:57 h.

Nacho Duato ha vuelto hoy a Madrid tras su controvertida salida de la Compañía Nacional de Danza (CND) convertido en un «nuevo zar» por el amor que le profesan en Rusia, dispuesto a «reparar» sus relaciones con España y extrañado con el devenir de la compañía que dirigió durante 20 años.

El artista, al frente desde hace un año del ballet del Teatro Mijáilovskien en San Petersburgo, ha asistido esta mañana al estreno del documental que hizo sobre sus últimos días en la CND el francés Alain Deymier, ha inaugurado en Loewe de Gran Vía la exposición que le dedica el fotógrafo Fernando Marcos Ibáñez y ha concedido las entrevistas que rehuía cuando vivía en Madrid.

«Creí que me despedían porque querían hacer de la CND una compañía clásica y tiene mucha gracia que yo me he ido a una compañía clásica y aquí siguen con lo mismo. Les deseo mucha suerte», ha opinado Duato, que «imagina» que, de estar en Madrid, asistiría al estreno de la primera producción para la CND con José Carlos Martínez al frente, todo piezas contemporáneas.

«No guardo rencor. Simplemente me molestaron las formas cuando se me dijo que me tenían que cambiar, pero ellos ya están todos fuera. Es la historia de siempre: arman el follón, se van fuera y viene gente nueva y los que estamos al pie del cañón somos siempre los mismos», resume. «Ahora (con otro equipo al frente de Cultura) podemos empezar a hablar y a ver qué pasa. No digo vivir aquí, pero sí que mi trabajo se siga viendo en España (en la actualidad no es posible porque él lo ha prohibido) y colaborar con los bailarines de la CND», dice.

Está «muy feliz» con su primer año en San Petersburgo, aunque se fue «con mucho miedo» porque es una compañía muy distinta, con 160 bailarines, una orquesta de 120 profesores y un coro de otros tantos cantantes, «mucho más presupuesto y espectáculos» y un público «muy entendido». «Después de 103 años de Petipa (el bailarín, coreógrafo y maestro francés que trabajó 60 años en San Petersburgo) llega un español a dirigir la compañía...», se estremece al recordarlo.

Pero, dice, le han acogido «con mucho cariño», tanto que su contrato inicial por cinco años se ha transformado en uno «indefinido» con el propósito de que «cambie la compañía», adquiera personalidad y relevancia. «Ya les he dicho -bromea- que me cojan una parcelita al lado de la tumba de Petipa. Nunca se sabe si seguiré siempre en Rusia pero ya soy mayor y no me voy a ir después de aquí a otra compañía. ¿Qué me van a ofrecer mejor que esto?. Siento que estoy trabajando no solo con los bailarines sino cambiándole la cabeza al espectador».

Ellos se están abriendo «a lo contemporáneo» y él, afirma, «a lo clásico», a pesar de que es un repertorio que él dijo que no haría para la CND. «Es como hacer pan, pero con otra harina, en otro horno, con lo que saldrá otra cosa, pero las ganas están ahí y la inspiración, el sueño, las ganas de hacer cosas buenas. Mi vocabulario coreográfico está cambiando», confiesa.

El primer documental que se hace sobre él, Danse la danse -patrocinado por la Fundación Loewe-, fue una idea de Deymier, que quiso rodar las últimas semanas de Duato en la CND, fundamentalmente las dos que pasó de gira en Rusia y su actuación en el teatro Bolshoi. Es, ha subrayado, «una mezcla de ficción y documental», en el que se han rodado secuencias en directo, sin preparación, y otras planificadas en las que ha dejado que Deymier «hiciera lo que quisiese». «No he querido ver nada hasta esta mañana. El documental -que, de momento, no tiene prevista su difusión en salas- es muy bonito y está hecho sin pretensiones, tal y como soy yo. Es un regalo maravilloso», ha dicho.

Ahora, revela, Alejandro Cerrudo está rodando otro sobre su primer año en el Mijáilovski, que se titulará -se ríe al contarlo-, El nuevo zar, que se vuelve a Rusia el día 15 porque estrena el 23 un ballet en el Bolshoi.