«Creo que merezco el premio Cervantes, pero no lo espero»

Cristian Reino BARCELONA/COLPISA.

CULTURA

La escritora y académica de la lengua acaba de publicar una recopilación de cuentos, «La puerta de la luna», y comienza a imaginar su próxima novela

22 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Eterna aspirante al Premio Cervantes, Ana María Matute (Barcelona, 1925) nos recibe en su domicilio del barrio barcelonés de Gracia. Los libros se amontonan por toda la casa. «No es que seamos tan desordenados, lo que pasa es que estamos de mudanza», se excusa. Apoyada en un bastón, la académica de la lengua (asiento K) transmite una energía juvenil. Acaba de editar «La puerta de la luna» (Destino), una recopilación de cuentos, y prepara su próxima novela.

-¿Por qué relatos cortos?

-Me lo propusieron y me pareció muy bien. Son una gran parte de mi vida.

-¿Hay algún hilo en común con el conjunto de su obra?

-El autor siempre tiene las mismas preocupaciones. En lo que yo he escrito, casi siempre subyace la preocupación por la infancia. O la injusticia, que es algo que me cabrea mucho.

-¿Por qué ha escrito tanto sobre la infancia?

-Es una etapa fundamental. Nos marca para siempre, lo sepamos o no. Hay gente que no se acuerda, aunque me parece inconcebible. Pero eso nos pasa a los viejos, que nos acordamos más de la infancia que de lo que pasó hace cuatro días.

-Usted dijo: «Un hombre es lo que queda del niño que fue».

-Me molestaba que se pensara que un niño es un proyecto de hombre. El niño no se anula; es un mundo en sí mismo.

-¿Fue buena estudiante?

-Me gustaba estudiar, pero no el sistema de educación de la época y menos con aquellas monjas. Eran duras, tontas, ignorantes. A mi hermana le amargaron la infancia con el demonio. Y luego cuando llegaba la edad de la menstruación te decían que venía el lobo. ¡Qué cosas!

-¿Hay algo peor que una guerra?

-No. Yo la recuerdo con espanto. Cuando empezó yo tenía 11 años. Y los bombardeos... Recuerdo estar en casa con papá y mamá y oír cómo caían las bombas.

-¿Por eso el pesimismo invade su obra literaria?

-El pesimismo es consecuencia de unos hechos. La vida no es optimista.

-¿Su obra es triste?

-Hombre, no es optimista. Toda la gran literatura es triste, trágica. No estoy orgullosa de pertenecer a la especie humana.

-Durante muchos años escribía para subsistir...

-Con mi primer marido sufrí muchas cosas y me apartó de la familia. Pero no escribía para subsistir. Subsistía gracias a que escribía. Pasarlo mal en la vida te enseña mucho.

-¿Puede adelantar algo de su próximo libro?

-Estoy preparándolo en mi cabeza.

-La semana que viene se falla el Cervantes y usted siempre está en las quinielas. ¿Cree que se lo merece?

-Eso lo dirán mis lectores. Yo creo que sí, pero bueno... no lo espero.