Pacheco: «Me gustaría que el premio hubiera sido para Cervantes»

Tomás García Yebra

CULTURA

El Rey dijo que la obra del galardonado «es de todos y para todos, se eleva por encima de las voces individuales»

24 abr 2010 . Actualizado a las 03:36 h.

Me gustaría que el Premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años al recibirlo. Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o en nada remedió su penuria», dijo un emocionado José Emilio Pacheco en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. «No hay en la literatura española una vida más llena de humillaciones y fracasos», añadió ante la atenta mirada de los Reyes en la solemne entrega del galardón más importante de las letras españolas. « El Quijot e es muchas cosas, pero es también la venganza contra todo lo que Cervantes sufrió hasta el último día de su existencia».

Con buena entonación, a pesar de su precaria estabilidad física, el poeta, novelista, ensayista, crítico y traductor mexicano recordó su primer encuentro con la obra cervantina. Sucedió en el Palacio de Bellas Artes de su ciudad natal. Él era un avispado mozalbete que asistió «asombrado» a una obra de teatro del Quijote adaptada para niños. «La cortina se abre. De la oscuridad surge la venta, que es un castillo para don Quijote. Quiere ser armado caballero a fin de que pueda ofrecer sus hazañas a la sin par Dulcinea del Toboso, la mujer más bella del mundo».

Unos minutos antes de acabar la representación, recordó el poeta, «desciende de los aires Clavileño [un caballo de madera con el que unos duques gastan una broma a los protagonistas], don Quijote y Sancho montan en él y se elevan aunque no desaparecen. El caballero de la triste figura se despide: 'No he muerto ni moriré. Mi brazo fuerte está y estará siempre dispuesto a defender a los débiles y a socorrer a los necesitados'», relató Pacheco. «En aquella mañana tan remota descubrí que hay otra realidad llamada ficción», dijo.

Incidente con los pantalones

La ceremonia, que comenzó con unos minutos de retraso, fue presidida por don Juan Carlos y doña Sofía, junto a los cuales estaban, entre otros, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su esposa; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; y la responsable de Cultura del Gobierno mexicano, Consuelo Saizar.

El Rey enalteció la cercanía de la poesía y la prosa del premiado, una obra que «es entendida casi como un producto social, de todos y para todos, que se eleva por encima de las voces individuales».

Emilio Pacheco, de 70 años, protagonizó también la anécdota de la jornada, ya que al entrar en el Patio de los Filósofos, ante un regimiento de fotógrafos, se le cayeron los pantalones del chaqué. «No me dieron tirantes para los pantalones», se disculpó. El poeta salió del trance de una manera natural, coloquial y elegante. «Por unos momentos te crees alguien y de repente eres un ser humano como otro cualquiera», apostilló.