Con la obra Papeles de agua , Antonio Gala regresa a la novela, y lo hace de la mano de un personaje femenino «al que adoro, estoy enamorado de ella, y si la viera por la calle la reconocería, porque es ella la que ha escrito el libro, la que me ha utilizado como amanuense», aseguró ayer en Compostela, en la visita de promoción del libro que acaba de publicar Planeta. Vuelve una y otra vez a su personaje y al dominio que ejerció sobre él, hasta el punto que se sintió «invadido». Interrumpió la escritura «por el parto de El pedestal de las estatuas , del que llevaba años embarazado», y cuando regresó con Deyanira la novela da un cambio, «evoluciona hacia la luz, a una Venecia que es la auténtica cittá aperta , y no Roma». Deyanira Alarcón, es una escritora de éxito que vive un momento difícil tras un fracaso amoroso que la lleva huir de sí misma para encontrarse con su verdadero destino, y con el amor, en Venecia.
Los apuntes íntimos de Deyanira, papeles de agua destinados a no ver nunca la luz, acaban siendo editados y desvelan «la terrible verdad de esta mujer». Muchos han querido ver un paralelismo entre Antonio Gala y este poderoso personaje, pero ante la pregunta de si conserva papeles de agua dice que tiene algunos, «pero pocos, porque es difícil tener papeles que por intimidad o innecesariedad, por negativa o por voluntad propia no se publiquen. El escritor tiene un destino, escribe para los demás, y no me he encontrado nunca en la situación de Deyanira, con la libertad de ella de no publicar». Claro que Gala no puede dejar de reconocer que, de algún modo, ha vertido en la novela su propia desazón, «un cierto hastío de costumbres, de crítica, de abundancia infinita de escritores que no han nacido escritores pero que escriben, que son escribientes, porque gente que tenga su sino trazado, que verdaderamente no sepa hacer otra cosa con las manos más que escribir hay muchos menos de los que parece». No se atreve a hablar de oportunismo «porque es una palabra fuerte, pero la verdad es que escribe cualquiera». Tampoco le gusta a Gala ese teatro que se está haciendo, «que de pronto en Macbeth se maten a tiros y que el sargento sea una mujer y negra, que Calixto Bieito haga, dirija y cambie... a Shakespeare no se le puede andar tocando las narices». Así que «volveré a escribir teatro», dice antes de añadir entre risas que aprovechará «ahora que Concha Velasco está con esa serie en la que asesina permanentemente. Me libraré de ella y escribiré otra cosa que no interprete ella».