La dejadez sitúa a Miño en coma

MIÑO

D. A. B.

Basanta ya se ve incapaz de sostener el campo, con la mitad del personal que llegó a tener, y traslada el problema a los socios, que recelan de la subida de cuotas

05 feb 2020 . Actualizado a las 13:57 h.

El campo de Miño ya está en coma. Hasta el gestor del recorrido durante los tres últimos años, Manuel Basanta, se reconoce incapaz de mantenerlo abierto. Desde que él se hizo con la concesión de Fadesa, el complejo no ha dejado de acumular carencias, envuelto en una espiral destructiva: la escasez de inversiones deterioró el recinto, el pésimo estado de calles, bunkers y greenes alejó a los jugadores, y la falta de ingresos dejó al club ante la necesidad de que el gestor acometiese unos trabajos imprescindibles que no aparecieron por ninguna parte. El desastre lo reconoció el viernes en una asamblea en la que no figuraba en el orden del día una subida de cuotas, pero en la que Basanta la lanzó como exigencia para no plantar a Fadesa, propietaria del campo, y a los 160 socios.

El personal del campo de Miño llegó a las 15 personas poco después de completar sus 18 hoyos, hacia finales del 2008. En las últimas semanas, era de apenas ocho personas. Y entre los socios ya se trasladó la idea de que más recortes están en marcha. Sin profesionales que lo mantengan, el campo se resiente y los jugadores se van. Aunque las cuotas ya superan a las de la mayoría de clubes de Galicia, con socios que pagan hasta 120 euros.

«Desde noviembre, todo es pérdida», reconoció Basanta, pese a que desde las redes sociales del club se habían lanzado mensajes negando los problemas que cualquier jugador habitual de Miño podía constatar.

El clima en el club se ha ido deteriorando. Si más de 50 personas asistieron en el 2016 a la reunión posterior a la renuncia del anterior gestor, el viernes solo atendieron la llamada de Basanta unas 25. Solo en la etapa actual, se sucedieron hasta seis gerencias diferentes del restaurante y la cafetería. El último cambio se produjo en diciembre, cuando se hizo con el servicio Jesús Fernández Ochoa, hermano de la esquiadora fallecida.

La cifra de abonados, en picado

Todavía el pasado mes de septiembre, los responsables del club sostenían en las redes sociales que el campo de Miño había llegado a contar con 400 socios hace años, y que entonces tenía más de 200. Una cifra que ya entonces causó extrañeza entre los usuarios, por parecer inflada, y que Basanta tuvo que reducir a 160 el pasado viernes, cuando aseguró que los ingresos no son suficientes.

El encarecimiento de cuotas levantó un enorme recelo entre los socios presentes en la asamblea del viernes. «Con la subida se irán otros», lamentó uno de los abonados sobre la idea lanzada por Basanta.

La vida en el club también fue a menos. Tal como tuvo que reconocer ahora el gestor. «Nos matamos a hacer torneos y no hay nadie», indicó sobre los problemas para atraer jugadores a un campo deteriorado.

Inmersa en el mayor concurso de acreedores de España, Martinsa Fadesa está paralizada sin tomar medidas sobre un importante activo que se devalúa. El contrato de la propietaria del campo con Basanta para la gestión del recorrido, finaliza estos días. Este asegura que no seguirá si los socios no apoyan el encarecimiento de las cuotas. Pero de la asamblea del viernes salió la idea de tomarse un tiempo antes de convocar de nuevo a los socios, por si surgiese otra alternativa para la gestión y para que los abonados puedan asistir a la siguiente reunión. Mientras, la reclamación del Concello de Miño a Martinsa Fadesa sobre las hipotecas que pesan por el campo continúa a la espera de una sentencia firme. Pero el campo agoniza.