Cuando Curtis surtía de leche a A Coruña

Andrés Mariño

CURTIS

-

En el tren correo también se enviaban cientos de litros para el sanatorio de Oza

26 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay gente que aún recuerda aquel famoso grito de las sufridas amas de casa coruñesas de finales del siglo XIX: «Arriba, que xa pasaron as leiteiras!», con el que sacaban de la cama al hijo trasnochador. Por este tiempo, as leiteiras de Vioño, A Silva o Mesoiro repartían de madrugada la leche obtenida de sus vacas dejando en el portal de sus clientes el cuartillo de leche que le habían contratado.

Esta forma de trabajo se vino abajo en 1883 con la llegada del ferrocarril pero, como en los grandes cambios, siempre surgió gente con visión de futuro que se adelanta a los acontecimientos. Tal es el caso de Adelaida Dono Naveira, mujer emprendedora con taller en la calle Real donde confeccionaba ajuares de boda copiando la moda de París.

Sorpresa en la estación

Después de más de un viaje hasta Curtis, Adelaida decide traer en tren a la capital los miles de litros de leche que se producen en la montaña y abrir una tienda en A Coruña desde la que distribuir el preciado líquido. Con estas ideas en la cabeza se va a Curtis y contrata a varios paisanos para que recojan leche por las aldeas y la transporten a un local que había alquilado en el pueblo. Allí se procederá a una pasteurización artesanal antes de ser enviada a la ciudad donde ya ha abierto una lechería en la Fuente de San Andrés, 23.

Adelaida se afianza en Curtis y promueve la construcción de varias casas en el barrio de San José, así como una fuente que hoy se recuerda como la fuente de doña Adelaida. Quizás esta mujer sea también la autora de una brillante idea publicitaria: aprovechando que el tren tiene una parada en Curtis de diez minutos para repostar agua, llega a un acuerdo con los encargados de la cantina que, desde el andén, ofrecen vasos de leche a los pasajeros con dirección a A Coruña. Estos viajeros no dejan de comentar la calidad de la leche y la grata sorpresa que se encontraron en la estación montañesa, lo que se ve reflejado en las ventas efectuadas en su local de la Fuente de San Andrés incrementado con sucursales en la travesía de Zapatería 2, en la plazuela de Santa Catalina 31 y en San Juan 6, todas ellas bajo la firma comercial Lechería La Nueva.

Pero a Adelaida pronto le surgen competidores y en 1906 nace la cadena de lecherías La Suiza, con tiendas en San Andrés, plazuela de los Ángeles y Campo da Leña, con gran despliegue publicitario donde se afirma que «La Suiza ofrece la leche de la montaña de Curtis pasteurizada», aclarando que para realizar este proceso han traído «un ingenioso aparato que puede admirarse en el escaparate de Los Chicos, en la calle Real». Al tiempo anuncian que «han montado en Curtis un establecimiento modelo para lechería y fabricación de mantecas y quesos».

A finales de los años veinte quien toma el relevo a Adelaida Dono en el barrio de Curtis es Andrés Debén, natural de Vilasantar, quien llega a contar con varios empleados, figurando entre ellos Benigno Andrade García, más conocido como O Foucellas.

Con el tiempo, Debén decide montar su propio despacho en el Pórtico de San Andrés de A Coruña, figurando en la entrada la leyenda «Casa fundada en 1931».

De esta época son también Manuel Señor Gundín y Carmen Fernández López, naturales de la zona de Curtis, que se establecen en la calle del Orzán 64. Él trabajó como carpintero, fue su mujer quien regentó la lechería La Flor de Curtis, local que gozó de gran estima y popularidad hasta su cierre en 1989.

La Lechería de Curtis en la Calle del Arco, así como la de O Sordo, en Panaderas, son de renombre en Curtis, donde José Naveira Ayerbe, O Tomasero, decide unirse al envío de leche a la capital. Alquila primero un local en casa de Ramón Boo, contando con la colaboración del propio Ramón y de sus hijos que se dedican a recoger leche por las aldeas con carros tirados por mulas. Pasados unos años, O Tomasero traslada la industria a su casa en la avenida Principal y, más tarde, toma por arrendamiento los locales de Andrés Debén.

Auge y declive

El negocio de recogida y pasteurización de la leche está en auge en Curtis y es más la gente que se suma a esta actividad como son las lecherías de Minguete, en la carretera de A Illana, la de Manuel Boo, que había dejado el carro para dedicarse al proceso de pasteurización, y la de Andrés García, antiguo empleado de Debén que monta su propio negocio en la calle Principal 17, sucediéndole con el tiempo su hijo Manuel. Antonio Rico y José Naveira, Culeiras, fueron de los últimos en dedicarse a una industria que comenzó su declive con la creación en A Coruña de la Central Lechera Leyma. En su local, Rico elaboraba mantequilla y pasteurizaba leche que enviaba al Hospital Militar de Ferrol y al sanatorio coruñés de Oza.

Con la constitución de la Central Lechera, a la que se asociaron la mayoría de las lecherías de la zona, el trajín de carros y bidones con el líquido blanco se fue apagando lentamente.

 

-

Los quesos de tetilla fueron conocidos como quesos de Illana

Ya en el siglo I d. C., Plinio el Viejo hace referencia a los quesos de tetilla como producto típico en la Gallaecia romana. Pero no sería hasta el siglo XVIII cuando aflorarían los primeros testimonios sobre este producto: diversos autores citan en sus escritos envíos de cestas repletas de estos afamados quesos con los que se agasajaba o se pagaban favores a señores de casa grande.

En 1770 Fray Martín Sarmiento hace referencia a este queso y otros investigadores sostienen «que entre los mercados conocidos por la fama de este producto, la feria de A Illana, en la parroquia de Fisteus (Curtis), fue hasta tal punto famosa que los quesos tetilla fueron conocidos también como quesos de A Illana».

Registrado está también que el monasterio de San Martiño Pinario de Santiago de Compostela» entre 1832 y 1835 llegaba a adquirir hasta veinte docenas de tetillas en los meses de invierno «que eran consumidas en la sobremesa de la comunidad».

Llegado 1895 el gastrónomo y escritor Ángel Muro afirma que la felicidad de los gallegos no sería tal «sin el queso de tetilla» así como abundante referencia a este queso hacen Emilia Pardo Bazán en sus escritos y Álvaro Cunqueiro en su libro La cocina gallega.

Ya el año 1957, y a través de La Voz de Galicia, los propios vecinos de Curtis nos describen un día feriado: «En cuanto al queso, no hay ninguna otra feria que pueda competir con las de Curtis, por ser zona de excelente calidad de leche y existir expertos artesanos que vienen dedicándose a su fabricación en las parroquias de Fisteus, San Vicente de Curtis, Armental, Vilasantar o Mezonzo».

A partir de 1960, la modernización trajo consigo mayores medidas sanitarias, diversos controles y sellos identificativos en un mercado cada vez más competitivo. Algunas familias supieron adaptarse a estas medidas y sus productos pueden encontrarse los días 9 y 23 de cada mes en el recinto ferial así como en la quesería Queinaga, ubicada en A Campa-Curtis, que lleva el sabor de los quesos de Curtis a todos los rincones de España.

La octava edición de As Feiras de 1900 se celebra este fin de semana

As Feiras de 1900 se celebran este sábado y domingo en Curtis. Habrá demostraciones artesanales y varias exposiciones en una cita que comienza mañana a las 11.00 horas, con el pasacalles de Os Garatuxeiros. Después participarán la Asociación Mulleres da Carballeira, leerán el pregón y, a las 13.30 horas, la sesión vermú correrá a cargo de Melchor Rodó. Por la tarde habrá títeres y actuaciones musicales de Garatuxeiros y Faragulla, No Cómbaro y, ya de noche, el concierto de Ailá, justo después del Paseo das Mozas. La jornada se cerrará con la proyección monográfica de la Estación de tren. El domingo, con un amplio programa también, actuarán Os Viqueiras y cerrarán de noche Os Carecos.