Pequeños Savonarolas

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PÉREZ

No dejamos de arrodillarnos hace ya tiempo en la iglesia para acabar ahora arrodillándonos en Twitter

16 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Quienes salimos escaldados de aquella estricta educación religiosa que todavía se estilaba en los primeros ochenta en A Coruña reconocemos el puritanismo a muchas leguas de distancia. Nos basta con olisquear un poco el aire para anticipar su llegada, al galope, Alfonso Molina abajo.

Los puritanos de guardia jamás hablan abiertamente de prohibir o censurar, sino que te aconsejan con voz melosa y monjil lo que resulta más conveniente para no abandonar el redil de los elegidos. Y los elegidos lo mismo pueden ser los fieles del Palmar de Troya que los custodios de las esencias morales de un Facebook sin pezones.

En ambos casos habrá quien asuma el papel de Savonarola -el dominico que incendió la Florencia de los Médici con su aversión a los escotes y los libros- y se ponga a expedir carnés de buena conducta.

Los (y las) Savonarolas se pasean estos días por redes y columnas proclamando que todos, hasta que se demuestre lo contrario, somos racistas, homófobos y transfóbicos, y que debemos arrodillarnos en María Pita para pedir perdón porque Occidente es el mal.

Estos inquisidores llevan tanto tiempo tramitando certificados de pureza ideológica que ya ni pestañean al practicar ese paternalismo que consiste en explicar a una mujer cómo ser una feminista premium o enseñar a un negro a luchar contra el racismo en plan cool.

Pero, por mucho que se empeñen estos hooligans deluxe, ni todos somos racistas ni estamos dispuestos a arrojar nuestra Historia a la Dársena. Ya hubo quienes -no hace tantos años- escogieron esos mismos muelles para quemar los libros que se desviaban de la moral recién establecida.

No dejamos de arrodillarnos hace ya tiempo en la iglesia para acabar ahora arrodillándonos en Twitter.