«Voy de capullo en flor, si me ve Ágatha se queda con el traje»

Mila Méndez Otero
MILA MÉNDEZ A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

César Quián

Acompañamos a la elegida de este año en su día más especial como exponente del entroido coruñés

14 feb 2018 . Actualizado a las 10:47 h.

Sabe que todos se van a fijar en ella. Es la novia del entroido choqueiro. La reina por un día. Pili Varela Amaro está hecha para el papel. Lo vive desde que era pequeña. Nació en la calle Tren, tan de Monte Alto. Este 2018 han reconocido su entrega distinguiéndola como se merece. La honra impone un poco, da cierta presión. Han sido muchos días cosiendo capullos de papel en su cocina, mimando cada detalle de su vestuario. Por fin ha llegado el día.

La vida la llevó a otra punta de la ciudad pero los carnavales siempre la traen de vuelta. Llega a casa de su hermana con toda la equipación. La acompaña su inseparable amiga Belén, que la ayuda con la logística. «Creo que estoy yo más emocionada que ella», dice. Medias de colores, botines revestidos de un estridente papel verde, un aparatoso vestido decorado con cientos de flores de papel hechas a mano, un gorro de piscina para aplastar el pelo, por encima la vistosa peluca, gafas de sol todavía más llamativas para «pasar desapercibida como Pili», y coronando su vestimenta un sombrero-regadera. «Voy de capullo en flor», suelta con una carcajada. «Si me ve Ágatha Ruiz de la Prada seguro que se queda con el traje». A su lado está también su marido, Luis. Él solo lleva una peluca para acompañar, Belén ni eso. «Es mi amiga de siempre pero no consigo que le guste disfrazarse», reconoce Pili. «A mí tampoco. Es la fiesta del año que menos me gusta. ¡Con ella llevo más de 30 años sufriendo!», bromea Luis. La observa orgulloso.

Primer baño de masas (12.30). Acapara todas las miradas nada más salir por la puerta de casa. Aunque en Monte Alto lo raro sería no ver un disfraz en un día así, su colorido atuendo llama la atención. Hay vecinas que salen a propósito de sus pisos para verla y felicitarla.
Primer baño de masas (12.30). Acapara todas las miradas nada más salir por la puerta de casa. Aunque en Monte Alto lo raro sería no ver un disfraz en un día así, su colorido atuendo llama la atención. Hay vecinas que salen a propósito de sus pisos para verla y felicitarla. CESAR QUIAN

En el momento de salir a la calle hay algo de nervios. Pero pronto se pasan. Pili empieza a saludar a todo el mundo. «Esa señora con la que he bailado no me ha reconocido, ¡y mira que voy a cara descubierta!», sonríe. Queda con una de sus hijas y sus nietos en un bar. También llegan primos, hermanos y tías. Nadie quiere perderse el momento estelar: la inauguración de su placa en San José. «¡Pero qué guapa estás!», exclama una señora. Camina a duras penas con unas muletas: «He salido de casa solo para verla». Pili derrocha luz y desparpajo por el barrio. La lluvia no la apaga. Se cubre con un impermeable transparente que lleva en su bolso, con la chapita de Carolina Herrera, pero de cartón y confeccionado por ella misma: «Ya me lo quiere mi nieta». Después del aperitivo, de la ofrenda floral a Canzobre y de lucirse llega el momento de destapar la placa: «¡Estoy tan alegre!». Por primera vez le cuesta expresarse con palabras. 

En el callejero (14.30). Desde ahora Pili cuenta con una placa con su nombre en la calle San José. El retablo dedicado a los ilustres luce una cara renovada tras los trabajos de limpieza y pintado.
En el callejero (14.30). Desde ahora Pili cuenta con una placa con su nombre en la calle San José. El retablo dedicado a los ilustres luce una cara renovada tras los trabajos de limpieza y pintado. CESAR QUIAN

«Es una pena que la gente no se ría de sí misma lo suficiente»

Cree Pili que lo más importante del carnaval es que anima a dejar a un lado los complejos. «Hay que aprender a reírse de uno mismo. Es una pena que la gente no se ría de sí misma lo suficiente. A mí me gusta que se rían conmigo». Su espíritu intenta impregnarlo a todos los que la rodean. Por eso, una vez que el sol se pone, se despide de su familia tras la comida de celebración por su placa. Toca salir con las amigas.

«Look» vespertino (19.30). Para el desfile en la calle de la Torre, Pili sorprende con otro modelo. Va conjuntada con sus amigas. Un segundo traje diseñado y confeccionado por cada una de ellas en sus pocos ratos libres. Bajo uno de los setos se esconde la choqueira del 2018. Ella es la que está al lado de Eduardo Manostijeras
«Look» vespertino (19.30). Para el desfile en la calle de la Torre, Pili sorprende con otro modelo. Va conjuntada con sus amigas. Un segundo traje diseñado y confeccionado por cada una de ellas en sus pocos ratos libres. Bajo uno de los setos se esconde la choqueira del 2018. Ella es la que está al lado de Eduardo Manostijeras CESAR QUIAN

Aparca su original modelo de «capullo en flor» en casa. Con ellas ha preparado otro uniforme carnavalesco cuyo secreto guarda con celo hasta que nos cita a las 19.30 de la tarde en la calle San José. «¡No me vais a reconocer!», advierte. Con la vía repleta de choqueiros que intentan abrigarse de la lluvia, un grupo de setos llama la atención. Eduardo Manostijeras hace acto de presencia. Pili vuelve a sorprender con una inspiración ornamental. El brote ha crecido y ahora ya es arbusto. «Para el desfile de la Torre quería preparar algo con ellas. También lo hice con mis propias manos. Este año ya les dije a mis hijas y a mis tres nietos que me iba a dedicar a mí. Siempre les hago a ellos los disfraces. En esta ocasión, entre el trabajo y los dos vestuarios, tuve menos tiempo», explica.

El único pero este entroido es el tiempo, aunque no se queja demasiado. «Me parece una fiesta tan divertida. Hay a quien le gusta más la Semana Santa, el recogimiento. Yo prefiero salir a la calle, reírme, hablar con la gente, que se lo pase bien», se justifica. Todavía está algo impresionada por el recibimiento de la mañana. En el descubrimiento de la placa le cantaron una canción inspirada en su trayectoria vital como amante del carnaval. «Ahora le puedo decir a los taxistas que me lleven a la calle Pili Varela Amaro cuando me pregunten a dónde me dirijo», confiesa feliz esta incombustible mujer.