El esplendor de El Bosque, en Cecebre, acaba con puertas y ventanas tapiadas

JUAN TORREIRO CAMBRE / LA VOZ

CAMBRE

El Concello había solicitado el año pasado a Bankia que atajase el foco de insalubridad

05 abr 2017 . Actualizado a las 14:12 h.

El pasado lunes, una empresa subcontratada por Bankia, responsable ahora de la propiedad del complejo hostelero de El Bosque, en el Concello de Cambre, comenzó la labores de limpieza, desbrozado y tapiado de ventanas, puertas y accesos a la finca. Así se lo solicitó el gobierno local en una orden de reposición de la legalidad urbanística cursada el año pasado por técnicos municipales para «corregir la situación de inseguridad e insalubridad» que presenta este recinto, que lleva años abandonado. «Solo dejaremos una pequeña puerta para poder entrar en la finca, el resto lo vamos a cerrar todo, puertas, ventanas y accesos», explica uno de los encargados de los trabajos.

Hace más de una década, El Bosque, complejo hostelero con bonitas vistas al pantano de Cecebre, era uno de los puntos de diversión más frecuentado por jóvenes y mayores del área metropolitana. Discoteca, cafetería, restaurante... bodas y bautizos, toda una oferta de ocio que certificaba su éxito con llenos durante los fines de semana. Pero, de repente, en el 2012 Bankia embargó la propiedad y esta enfiló una trayectoria descendente hasta presentar el aspecto que tiene en la actualidad: un recinto descuidado, abandonado a su suerte, sin mantenimiento, convertido en cobijo de okupas y otros inquilinos que lo han convertido en un lugar que presenta muy poca seguridad y mucha insalubridad tras años de saqueos.

El pasado verano se produjo un incendio en el interior de la discoteca, en la planta baja, que requirió la presencia de los bomberos de Arteixo para extinguir el fuego. Todo apuntó a un fuego intencionado, ya que se originó dentro de las instalaciones, que no contaban ya con electricidad.

Después de casi un año de la petición del Concello de Cambre, comienzan ahora estos trabajos de limpieza y tapiado, «que duraran entre 30 y 45 días», dice un responsable de las tareas. «Es una pena, está todo hecho un desastre, pero curiosamente no queda nada de cable», advierte el trabajador.